Colombia es un país donde el presupuesto que se destina al deporte es muy bajo en comparación con otros rubros y eso que en la última década los recursos para el deporte y la recreación han subido. El acceso al deporte formativo, recreativo y competitivo debería ser masivo y contar con recursos al menos 10 veces mayores. No obstante, en Colombia los campeones se dan como frutas de la tierra y en las regiones más apartadas, jóvenes que nos llenan de orgullo y que luego son usados para que los políticos de turno, ya sea en gobierno o en campaña, saquen pecho y literalmente se pongan sus medallas.
Este es el caso de Michael Narváez, karateca de 17 años de María La Baja, quien vive en Cartagena, Bolívar. Todos los días se levanta a las cinco de la mañana para irse a estudiar, le ayuda a su mamá en la casa con sus hermanos y sale para la escuela. En la tarde recorre una hora en bus hasta Turbaco y otro hasta Bonanza, lugar donde se encuentra la liga. De allí son cuatro horas de intenso entrenamiento diario, para luego regresar a casa alrededor de las 9:30 de la noche a hacer sus tareas en el tiempo que le queda antes de irse a dormir.
Michael tiene un talento especial para el karate, es de esos muchachos que tiene el biotipo, la genética y la mentalidad que se requiere para ser un campeón nacional e internacional. Si él viviera en una ciudad de Estados Unidos o de Europa, ya habría sido fichado, sería patrocinado por su universidad, recibiría recursos del Estado para sus gastos personales y se dedicaría de lleno a entrenar para competir.
“Desde que conocí a Michael vi en él un joven lleno de talento, con ganas e ilusiones” comentó José Ospina, su entrenador. Con solo siete años inició a practicar karate en Venezuela, donde vivía con su familia. A esa edad, consiguió su primer triunfo, una medalla de plata en el campeonato nacional en Caracas, hoy suma casi 12 años practicando este arte marcial y una buena colección de medallas y trofeos en su habitación.
Como en casi todos los casos de deportistas exitosos (Jossimar Calvo, James Rodríguez, por solo mencionar un par), las madres cumplen con un papel crucial en sus logros. Amira, la de Michael, fue quien lo inscribió en la academia, quien lo llevaba a los entrenamientos, quien no lo dejaba desanimar cuando perdía y quien estaba ahí para abrazarlo en los triunfos.
Y fue justamente Amira quien dio un paso en la naciente carrera de Michael. Sostener el tren de gastos de un deportista de alto rendimiento no es fácil, se trata de una profesión costosa, hay que gastar en viajes, implementos de buena calidad, una alimentación especializada, médico, deportólogo, fisio…etc. Resulta que Amira es empleada de la red SuperGIROS, la empresa nacional de giros postales que emplea unas 30.000 mujeres cabeza de hogar en todo el país. Amira supo que había un programa de apoyo a deportistas promovido desde la marca y aplicó, con tan buena suerte que Michael fue beneficiado. Hoy esta marca se hace cargo de buena parte de los gastos del karateca quien ya fue Campeón Centroamericano con la Selección Colombia.
Hay que destacar en este punto el rol que desempeñan las marcas privadas que apuestan por el deporte. Por ejemplo, ¿qué habría sido de nuestro patinaje sin que Pastas La Muñeca le dedicara recursos durante varios años?, ¿o de nuestro ciclismo sin que en los ochenta recibiera el patrocinio de Café de Colombia y Pilas Varta? Sin mencionar que el fútbol colombiano que no vive de las taquillas sino del sector privado que lo patrocina, así como de las transmisiones televisivas. SuperGIROS es una marca que está apostando duro por el deporte, patrocina un equipo amateur de ciclismo donde jóvenes talentosos buscan llegar a los grandes team de Europa; al Junior de Barranquilla, al América de Cali tanto en masculino como femenino, así como a decenas de futuras promesas de otros deportes como Michael.
Mientras Michael Narváez se prepara para ir al Mundial de Chile en octubre y antes a Ecuador para competir en el Panamericano de Guayaquil, sueña con ser campeón mundial, darle una casa a su mamá y llegar a unos Juegos Olímpicos.