Ser jurado de votación, ¡qué jartera, qué cansón!

Ser jurado de votación, ¡qué jartera, qué cansón!

Madrugar e ir por tus propios medios, recibir órdenes, revisar tarjetones mecánicamente, preparaerse para un corrientazo y regresar a casa desanimado...

Por: César Curvelo
febrero 18, 2022
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Ser jurado de votación, ¡qué jartera, qué cansón!
Foto: Alcaldía de Bogotá

La Registraduría acaba de designar a los sopotocientos, chorrimiles, cuchucientos o tropecientos obligados, resignados y sacrificados jurados de votación que deberán realizar sus labores los domingos 13 de marzo y 29 de mayo. Quizás otra vez el 19 de junio si hay segunda vuelta presidencial.

A mí me pasó una vez que me nombraban, renombraban y volvían a nombrar. Hasta que pasé una fuerte queja. A la fecha no me han vuelto a llamar. Con lo jarto y cansón que es ser jurado de mesa un domingo de elección.

Me refiero a lo de madrugar para llegar temprano al puesto, ir por tus propios medios, llegar a recibir órdenes dictatoriales de los regios delegados de la Regis, revisar bolsas de tarjetones y todos los accesorios relacionados, achantarse hasta perder la raja del trasero, atender mecánicamente a los asistentes votantes, prepararse para un corrientazo porque la comida que dan son meros sancochos de tienda, ver las caras de otros aburridos jurados, criticar sobre lo tedioso de las votaciones, participar en el conteo a final de la tarde lidiando con algún jurado que apoderándose de los votos en blanco quiere hacer trampa y, por fin, terminar por allá entrada la noche y regresar a casa con el desencanto, desilusión y desazón de que el proceso está trucado y que, en el intermedio del trasporte de las cajas, podría darse un chocorazo que haría que tu cívica colaboración de jurado conciente sea echada literalmente a la basura.

De paso cabe recordar, amiga o amigo jurado que firmarás cada tarjetón, que por reglamento deberás cumplir con su obligación de verificar que antes de que el ciudadano meta las tarjetas electorales en la urna, estas tengan tus autógrafos genuinos y no copias, remedos o imitaciones, por aquello del carrusel, y ya se debe saber lo que es el carrusel. Mucho ojo, testigos electorales, que este detalle parece ínfimo, pero puede darse. Debería autorizarse el filmar este momento.

Según el portal de la Registraduría, el padrón o censo electoral para las votaciones a Congreso y consultas primarias presidenciales de los tres frentes políticos es de 38.819.901 inscritos. Cada ciudadana o ciudadano podrá sufragar a conciencia, vendiendo el voto o engañando a un compravotos, politiquero gamonal, jefazo mandón, pastorcito mentiroso o familiar o amigote lloricón de un puesto, corbata o media calenturienta beca. Digo engañando porque cada vez más las personas están decidiendo votar por quien le da su regalada gana importándole un comino a lo que ha rejurado al delincuente compravoto.

Votar lo puedes hacer, amiga ciudadana, amigo ciudadano, si tienes a bien acercarte con garbo seguro y cédula en mano al puesto en que estás inscrito. Son 11.034 puestos, en los cuales se instalarán 81.925 mesas atendidas por 727.823 jurados de votación más 77.164 remanentes, designados para el efecto en todos los municipios, distritos y territorios avialígenas. Si el continente es Aviayala, entonces esto es lo que son, avialígenas, no “hinduígenas”, “indoígenas” o “indígenas”. No hay peor bruto que el no quiere entender. Esto no lo asimilan los dirigentes de MAÍS y AICO ni con la música.

Ahora sí, lo que pensamos algunos de este engorroso asunto. En su nombre, aquí voy.

Un grupo en que ando opina que debe agilizarse el proceso electoral mediante la creación de entidades territoriales de base. Veamos esto en resumen.

Las comunas son entidades territoriales autónomas de base en Suiza. Resulta que hay comunas helvéticas autónomas pequeñas que realizan su propio proceso electoral. Hay unas que tienen menos de 100 ciudadanos y por tanto el proceso debe ser súper ágil. Te doy datos de comunas de Berna, Suiza que tienen menos de 100 ciudadanos, los puedes verificar en Wikipedia, con un poco de cacharreo: Chavaleyres, Deisswil bei Münchenbuchsee, Berken, Hermiswil, Meienried, Mont-Tramelan, Oberösch, Rebévelier, Rumendingen, Saxeten, Seehof y Wiggiswil.

Si calculamos que unos cuatrocientos ciudadanos, caso Colombia, pueden sufragar en ocho horas, entonces cien, caso Suiza, podrán hacerlo en... ¡solo dos horas! Supón que en el proceso de conteo los jurados demoren dos horas, que no creo. Luego el horario real sería de ocho de la mañana a cerca del mediodía. Así, cada jurado se podría ir tranquilo a almorzar a casa, disfrutar de la tarde y todos felices y comiendo perdices.

Muchas manzanas de municipios y distritos de nuestro país tienen ciento y pico de ciudadanos, luego sería loable que se hicieran votaciones por mesas en manzanas, con sus cien ciudadanos inscritos, en unidades estatales electorales con autonomía para el efecto. Por cierto, la ley 119 de 1892 estableció que debía haber una mesa de votación por cada cien inscritos en los distritos municipales que tuviesen más de 100.000 habitantes, dato tomado de libro Análisis del sistema electoral colombiano, de María Aguirre y María Canal, ediciones Kelly, página 165, para más señas. Recuerda que por esa época no todo el mundo podía votar. En el libro La jornada de un interventor electoral, Ítalo Calvino deja claro que para realizar un proceso electoral en una mesa solo se necesitan los jurados, los inscritos, los testigos electorales, una urna, una caja a manera de cubículo, los tarjetones y los documentos del caso, en lo esencial.

Te comento que este momento me encuentro en cercanías del conjunto residencial Prados de Castilla, en el barrio Tintal, Localidad Kennedy de la capital. Ahí viví unos años. La elección del representante de torre se hacía en menos de una hora, de manera ejecutiva. Cada torre tiene 18 apartamentos en los que en promedio habitan 54 ciudadanos. Si se juntan dos torres, este binomio tendría unos 108 ciudadanos, que podrían votar en las dos horas como ya expliqué. Las dos torres aledañas conformarían una unidad electoral oficial. Se aprobarían unos protocolos o procedimientos y listo, entregarían su conteo que de por sí sería escrutinio puesto que seria una microentidad territorial. Jurados y testigos entregarían el acta de votación en una sede barrial y ¡san Seacabó!

No se trata de soplar y hacer botellas. Falta promover un vesinalismo o municipalismo que logre un mayor sentido de pertenencia al barrio en que vives.

Más datos al respecto en Youtube, elvesinal; y Twitter, @CesarCurvelo

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