Consuelo Luzardo vive tranquila. Gracias a su trabajo en una agencia de publicidad durante 30 años ha podido tener paciencia a la hora de esperar que la llamen a un buen papel. En Colombia ser actor es un acto de fe. Los rodajes son cada vez más reducidos y los contratos cada vez más leoninos. Para una persona mayor de 50 años todo se hace cuesta arriba. No hay marquesinas, ni privilegios, todo se escapa en el túnel del olvido.
Consuelo Luzardo desde la presidencia de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Colombia , representación que le permite votar en los Oscar cada año, insiste, como todos los actores en reclamar su precaria condición sin leyes para que los protejan y defendió con uñas y dientes a sus sufridos colegas: