La figura de los gestores de paz en Colombia no es nueva; se remonta a la década de los 90. Tiene más de 20 años de existir. Fue la Ley 418 de 1997 (de orden público) —prorrogada por la Ley 2272 de 2022 (de paz total)— la que creó la gestoría de paz.
A pesar de haber sido creada por la ley de orden público, la figura de gestores de paz fue ampliada por la ley de paz total; su ampliación permite que no sólo los integrantes de organizaciones al margen de la Ley puedan ser nombrados para dicha labor, sino también miembros de organizaciones sociales o humanitarias.
Los gestores de paz pueden ser designados por las organizaciones al margen de la Ley y por el Gobierno.
Y aunque la labor de los gestores de paz es amplia, pues incluye la posibilidad de establecer contactos, facilitar diálogos, negociaciones, acuerdos humanitarios, etc., el principal objetivo es trabajar exclusiva y realmente en la consolidación de la paz.
A las personas nombradas como gestoras de paz, "el Gobierno nacional les asigna tareas de reconciliación, humanitarias y de acercamiento" declaró al medio colombiano La Nación del Huila el ministro de Justicia, Néstor Osuna.
El titular de la cartera de Justicia también recordó que la Ley dispone que las personas designadas como gestoras de paz que estén en prisión "saldrán de las cárceles, pero siguen compareciendo a los procesos penales a los que están vinculadas".
La figura de los gestores de paz fue utilizada por los expresidentes Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe Vélez, este último es quien más hizo uso de la misma.
Según reporta El Espectador, la finalidad de las designaciones de Uribe fueron más una "estrategia de excarcelar miembros" de los grupos insurgentes "que lograran la desmovilización de sus excompañeros de armas" que una "exploración de voluntad de paz".
No sobra decir que a la labor de los gestores de paz se le debe realizar su respectivo monitoreo, a fin de verificar el cumplimiento y la efectividad de las tareas designadas, que como bien dice su nombre, están encaminadas a facilitar la reconciliación, el apaciguamiento o acercamientos de paz.
El Estado colombiano ha realizado unos 12 intentos de acuerdos de paz con grupos armados ilegales, de acuerdo con la Comisión de la Verdad. Y, sin embargo, la violencia no ha sido arrancada de raíz del país.
Los ciudadanos deben convertirse en actores para transformar a Colombia en una tierra donde la paz con justicia social germine ya.
Por eso, el país necesita más gestores de paz que personas dispuestas a hacer trizas cualquier acuerdo de paz. Hace falta darles cumplimiento a todas las negociaciones que fueron incumplidas, finalizar los acuerdos que están inconclusos e iniciar un nuevo proceso de paz que articule las enseñanzas de todos los anteriores; eso sí, con apego a la Constitución y por el bienestar de los colombianos.
