Francia Márquez debutó en la política nacional no solo con una votación inédita, sino con un gran olfato político y marcando la cancha. La descalificación al jefe del liberalismo, César Gaviria, fue una carambola a tres bandas: se congració con una base radical del petrismo que no quiere saber nada de los partidos tradicionales, le dejó claro a Petro que no va a ser una figura decorativa y va decidir sobre temas cruciales y obliga a César Gaviria a tomar una decisión rápida que lo saca de su zona de confort, pues mientras este esperaba tranquilo a definir los apoyos de su partido entre dos candidatos finalistas, las descalificaciones de Francia lo obligan a decidir rápidamente: o hace coalición programática con Petro, lo que le representa una buena tajada burocrática y buenas coaliciones de cara a las elecciones regionales, o se va a hacer cola con Fico detrás de cambio radical, La U, los conservadores y los cristianos.
Lo primero pueden ser mínimo cuatro ministerios. Lo segundo, con la maledicencia del jefe de Fico, a lo sumo uno o dos viceministerios. Lo de Rodolfo Hernández es una moneda al aire, aunque es la clave para definir rápido quién ganará las elecciones.
Lo otro que tiene que resolver el jefe del liberalismo es si se alinea o no con sus bases, que pueden ser todo, menos uribistas, y cerrada ya la puerta al centro, no parece haber muchos caminos. Ya voces como las del representante por Bogotá Juan Carlos Losada han sido enfáticos en anunciar que no pactarán nada con el uribismo.
Gaviria es un viejo zorro de la política, otros contrincantes lo han hecho nadar en aguas más profundas y lo han tratado peor que Francia. Ella lo sabe y se lo dijo. Olfatea para donde están yendo los liberales de a pie y lo incita a que decida rápido o deje en libertad a sus bases, lo cual deja indemne su jefatura, pero le resta cuotas burocráticas, lo cual es un pésimo negocio.
A los liberales electos no les interesa esa fórmula. Ya por estar ahí tendrán su cuota por colaborar en el gobierno, pero los premios gordos, ministerios, institutos descentralizados, etcétera, se los van a llevar otros, lo que seguramente no los tiene muy contentos.
Fico no parece entusiasmar a las bases uribistas y es muy poco probable un acuerdo programático con la coalición de la derecha, el único camino sería Rodolfo Hernández, que hace política como un outsider y no parece dispuesto a negociar nada con nadie. Allí también le iría como con Uribe.
Las apuestas están abiertas, pero ya Gaviria tiene pocas cartas para jugar. Todos los caminos conducen a Petro. Puede que el cónclave de sus senadores y representantes le tire una tabla de salvación y tome un camino de mayorías sin importar las rabietas de ayer, pero debe decidir si es cabeza de ratón con Petro, o cola de león con cualquier otro.