La juventud con su cara envejecida por la guerra es lo que uno se encuentra en la segunda parte de Sepultar tu nombre II: Los asesinos del monte. El hijo del teniente Sombra larga es reclutado por la violencia y maldad; Carlos es arrojado a un mundo catastrófico de violencia, atracos, asesinatos y dolor donde no hay patria ni Dios.
Colombia, para la década de los 60 del siglo XX, estaba sumergido en una guerra civil. Las guerrillas de Las FARC y El ELN ya estaban en el terreno y la violación a los derechos humanos era pan de cada día, y el estado colombiano había perdido el control de las regiones.
Colombia era un conjunto de pequeñas naciones gobernadas por el estado natural de Thomas Hobbes donde había una guerra de todos contra todos y nadie podía asegurar su supervivencia. en ese ambiente creció Carlitos, el hijo del poeta que es el protagonista de esta novela, en un país maldito donde niños de 10 y 12 años parecían adultos envejecidos por la guerra, el dolor y la miseria que fueron víctima y al mismo tiempo victimarios. La violencia en Colombia no termina ni da pausa, simplemente muta.
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En el siglo XXI (como lo resalta la novela), tenemos gobernantes como Álvaro Uribe Vélez que es un híbrido entre Laureano Gómez Y Rojas Pinilla, que arremeten con todo contra el campo colombiano, y todos los que no están a su favor, están en su contra.
Hoy en día uno entiende como la banda Pájaros de colores de la que fue parte Carlitos protagonista en este segundo libro, todavía existen y la vea uno en las partes altas de las comunas de Medellín, en los barrios más pobres de Cali y Bogotá y en el Catatumbo y el bajo Cauca antioqueño.
Toda una generación No-futuro Porque si algo nos deja de enseñanza esta bilogía literaria de Daniel Ángel es que la violencia en Colombia no ha parado y se extiende como una estera a través de las décadas.
La lectura de los dos tomos de Sepultar tu nombre produjo una herida que quizá el tiempo no logre cerrar. Pero más allá de las lágrimas que no pudieron salir, de la rabia e impotencia estos dos textos me hicieron profundamente feliz. Hace poco tiempo un cliente comprando libros en nuestro local de la Librería Nacional dijo que nos deberían enseñar ciencias sociales con los libros de William Ospina, opinión muy acertada. Pero para las áreas de historia de Colombia, Sepultar tu nombre del autor bogotano serian una manera muy atractiva de atraer a las nuevas generaciones a conocer lo que ha sido su país.