"No digamos las rosas tienen espinas;
es mejor decir: las espinas tienen rosas"
Edinson Pedroza
Para algunos, el mes de septiembre es el más negro de nuestro calendario. A mi parecer, es un mes contradictorio, porque aunque es el mes del amor y la amistad han ocurrido cosas malas. Analicemos: este mes no tiene ningún día festivo y se rebautizó por ello como el mes negro, tal vez desconociendo su historial nefasto. En un mes como este de 1972 se cometió el acto terrorista contra los deportistas judíos en los Juegos Olímpicos de Múnich, Alemania, por el grupo palestino Septiembre Negro; también el mes del atentado a las Torres Gemelas en los Estados Unidos por el grupo extremista islámico Al Qaeda. Pero para nosotros es el mes del amor y la amistad. Mes de la reconciliación.
El amor y la amistad son dos sentimientos humanos que han transformado la existencia de la sociedad. Son dos sentimientos hermanos que para estos días se materializan en obsequios y manifestaciones de afecto, en palabras hermosas en esquelas y tarjetas que nos dan a entender que hombres y mujeres en un país desangrado por la violencia y el odio pueden llegar a reconciliarse si se ponen los sentimientos negativos a un lado y se inicia un perdón que trascienda el resentimiento y la exclusión.
Tal vez los ramos y los regalos son expresiones que el mismo sistema capitalista nos ha obligado a considerar como símbolos de ellos. Pero observemos que si se ofrecen con el sentido y la connotación que subyace en ellos, tal vez alcancen a consolidar una verdadera amistad y un verdadero amor.
Creo que los sentimientos lesivos a la paz, que se amalgaman con el odio, la frustración, la desesperanza, el orgullo y la envidia, socavan los corazones de muchos conciudadanos. En mi concepto, llegó la hora de concretar todo ese discurso que para este mes de septiembre se explaya a través de los medios con aquellas manifestaciones sinceras que consoliden el amor y la amistad, pues como lo expresa Confucio en una de sus frases célebres “es posible conseguir algo luego de tres horas de pelea, pero seguro que se podrá conseguir con apenas tres palabras impregnadas de afecto”. Y estas palabras, en mi humilde opinión, son: amor, perdón y reconciliación.
Cabe destacar que en nuestro país la reconciliación y la procura de resarcir corazones heridos le llegó la hora. Basta de seguir lastimándonos sin hacer el acto de contrición más hermoso que consiste en saber que nos hemos equivocado y necesitamos el perdón.
Y se podría cerrar este mensaje de amor y amistad, inmerso en los coletazos casi que finales de la pandemia del covid-19, con la frase de Aristóteles: “La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas”. Frase que hace alusión a lo que es el verdadero amor y amistad, pues de nada vale seguir desconociendo que esos sentimientos sí son los que deberían encauzar la transformación hacia una sociedad civilizada y hermanada por los lazos del reconocimiento de nuestra condición de seres humanos amantes de la vida.