Desde el nacimiento de la dialéctica materialista una de las principalísimas tareas era y aún es la de fustigar hasta doblegar al idealismo y su derivada la religión, por ser el sustento ideológico que fundamenta la clase explotadora y su depredador régimen político-económico.
Algunos se han deshecho del engaño de las religiones y no han podido caer en cuenta que "el ser social hace parte de cada uno de nosotros", lo que significa que "entre más unidos estemos —la humanidad— y nos movamos en la misma dirección, nos irá mejor". Eso solo se consigue en el socialismo o el comunismo (dependiendo las restricciones en la permisividad de la explotación de la propiedad privada).
Así que, una cosa no riñe con la otra. Mientras nos formamos o reforzamos la consciencia social y política, y adelantamos la lucha social, hay que ir confrontando la ideología idealista (tarea de toda la vida) y su aliada la religión, por fundamentar al capitalismo y su dirigencia, la oligarquía (burguesía, aristocracia, grandes terratenientes, la alta clerecía, la cúpula militar y la alta burocracia).
Hay que recordarle que la política y la religión vienen muy bien agarraditas de mano y, hay que desprenderlas una de la otra, para que se gobierne sin religión, por lo que hay que combatirla hasta extirparla de la sociedad. Que cada cual crea en lo que le dé la gana, pero, que no quieran imponer religiones a la gobernabilidad.
El conocimiento es para compartirlo y los análisis son parte del pensamiento crítico que ayudan a la reflexión. De Jesús se ha dicho mucho, pero lo que es fácil establecer es que fue un mortal, por tanto, no fue ningún Dios, ya que según las leyendas los dioses son inmortales o eternos. Que haya tenido poderes como los magos, los prestidigitadores o los hipnotizadores, es posible, pero, lo que intento aclarar es que hay que deslindar a Jesús de las llamadas escrituras "sagradas" por haber sido incorporado a las recopilaciones que se hicieron tomándolo como eje de ello, dándole un carisma sagrado para crear todo lo que se conoce en torno a él y la subsecuente intención. En pocas palabras es un montaje.
Y llegar a la conclusión, que hay que separar las creencias religiosas de la gobernabilidad, o sea, separar la iglesia del estado y por lógica, la religión de la educación.