A nadie le gusta desinflar ilusiones pero la augusta BBC, desde su austera sede londinense en Portland Place y Langham Place, puede meter la pata a veces. El 5 de marzo, martes de Carnaval, lanzó una noticia con este titular: “Paciente británico con VIH libre del virus después de tratamiento con células madres”.
Los medios de comunicación viven de titulares llamativos. Enseñan en las escuelas de periodismo que el titular “Un perro mordió a un hombre” es malo pero el titular “Un hombre mordió a un perro” es mejor porque capta audiencia. Que el respetado servicio de noticias inglés haya publicado una nota con el título mencionado arriba (en redes virtuales, televisión e imagino también en su red radial mundial) me desilusiona un poco de sus editores en Londres. Porque es una noticia basada en hechos reales pero con cierto matiz sensacionalista y probablemente peligroso. Puede crear ilusiones falsas en muchos pacientes. Sobretodo en un ambiente en el cual las células madres se proponen como tratamiento para todo desde la calvicie hasta la vejez.
En el segundo y tercer párrafo de la nota advierten sí que es muy temprano para decir que el paciente está curado y el tratamiento no es práctico para la gran mayoría de pacientes con el virus de inmunodeficiencia humano. Pero muchas personas se quedan con la falsa esperanza que siembra el titular. Intentaremos explicar brevemente la situación.
El virus VIH entra a varias poblaciones celulares por medio de receptores en la membrana como entra una llave en una cerradura. Por supuesto es un proceso mucho más complejo que el que puede arreglar cualquiera de nuestros cerrajeros: la llave, el virus, tiene varios dientes con variaciones moleculares y la cerradura, la célula del infectado, tiene varios hendiduras que también pueden variar. Aclaro que la analogía que uso es muy superficial y cualquier microbiólogo puede reír a carcajadas de mi ilustración. Lo importante es que pueden encontrarse variaciones, mutaciones, en algunos individuos que impiden la entrada del virus. Esto confiere a esos excepcionales individuos una resistencia natural a la infección. Hay por lo tanto unas poquísimos seres humanos cuyas células no permiten la entrada del VIH.
Hace diez años en Berlín un paciente recibió trasplante de médula ósea como tratamiento para su leucemia después que la quimioterapia y radioterapia habían fracasado. El paciente llamado Timothy Ray Brown (nótese que el anonimato y por lo tanto el estigma asociado al SIDA están desapareciendo en muchos países) era VIH positivo. La médula ósea que recibió era de un donante que tenía la mutación CCR5-delta 32 que otorgaba resistencia natural a la entrada del virus del enfermo a las nuevas células trasplantadas provenientes del donante.
Estas células reemplazaron por completo la médula ósea original de Ray Brown y el paciente está aparentemente libre del virus diez años después. Digo aparentemente porque como dicen los epidemiólogos la ausencia de evidencia (pruebas negativas para el virus) no es absoluta evidencia de ausencia. El virus podría estar por ahí escondido en alguna célula no examinada. Pero mientras no se esté reproduciendo y causando destrucción de las defensas inmunes del paciente, todo va bien y hay que ser optimista.
Ese primer caso se creyó que era una ocurrencia excepcional debido al azar. Este segundo caso en Londres que se reporta ahora en la BBC parece un experimento clínico exitoso, por supuesto aprobado por el paciente. El paciente de Londres con linfoma de Hodgkin había agotado todos los tratamientos oncológicos y se le propuso un trasplante de médula ósea con células madres (todos los trasplantes las tienen) provenientes de un donante que tenía esa rara mutación que confiere resistencia al VIH. Fue un proceso largo, complejo, costoso y peligroso (el paciente en algún momento fue atacado por las células trasplantadas lo que se llama reacción trasplante contra huésped) pero sobrevivió.
Hoy año y medio después de suspender el tratamiento farmacológico anti-retroviral no se puede encontrar el virus VIH en los exámenes de laboratorio del paciente de Londres. Pero los investigadores son prudentes: el paciente está “funcionalmente curado”, “en remisión” aunque “es todavía muy temprano para afirmar que está completamente curado” Lo importante del reporte del caso es que lo que hace diez años se pensó en Berlín que era una casualidad ahora se ha repetido en Londres con buenos resultados y mejores estudios biomoleculares. Los investigadores son claros al explicar que en ningún caso se puede esperar que esto sea la solución para 37 millones de personas en el mundo que tienen el virus. Pero esta podría ser la lectura superficial y equivocada del titular de la BBC: ¡El SIDA se cura con células madres!
Los comunicadores y popularizadores científicos que cumplimos una labor importantísima en este mundo de tecnología acelerada y avasallante debemos cuidar mucho nuestras palabras. Un titular en exceso optimista puede disparar un gran número de tratamientos médicos inútiles. Y siempre pienso que algún paciente abandonará su régimen terapéutico, difícil pero esperanzador, por falsas promesas de curación apoyadas en palabras citadas fuera de contexto. Por eso el titular de la BBC me parece sensacionalista y peligroso aunque al paciente le haya ido bien.