- El pasado domingo, en medio de la tensión y la zozobra por los incendios irracionales en Yumbo y los telenoticieros descontextualizados, hubo un oasis. Ese fue Señorita María, la falda de la montaña, en el Canal Caracol, al que debo felicitar por atreverse a poner en pantalla una producción lejos de las temáticas comerciales de costumbre en nuestro medio, como son el narcotráfico, la violencia desenfrenada, películas con decenas de disparos por minuto, como Difícil de Matar 5: un día especial para morir, Rápidos y furiosos, y muchas más que se deben ver con chaleco antibalas.
- Señorita María: la falda de la montaña es una película documental dirigida y escrita por el colombiano Rubén Mendoza, producción del 2017 y ganadora del Premio a Mejor Dirección en el Festival Internacional de Cine de Cartagena /Ficci. Tiene por escenario una humilde zona rural de Boavita/ Boyacá, donde un campesino desde muy adolescente se negó a llevar pantalones, pues siempre se identifica como mujer, María Luisa Fuentes Burgos, y quien encuentra en una vereda su refugio para hacer su vida llena de fe cristiana y lejos de las burlas y segregaciones de una sociedad que margina por la sexualidad y las creencias culturales.
- María Luisa Fuentes Burgos encuentra en una campesina a la mamá que perdió bastante temprano, a ella le cuenta sus dolores del alma y físicos, a ella le confía su vida, incluyendo sus pocas alegrías en un medio campesino donde se carece de todos, menos de la leche que abundancia da una vaca que ella ordeña bien temprano y "deja una teta para el ternero". También se gana la vida en faenas tan duras y propias de nuestro campo. Sembrar, coger y pelar maíz, cortar leña, podar árboles, llevar agua y todo lo que resulte.
- Un gran acierto de Rubén Mendoza al no recurrir a actores. Es el relato testimonial crudo de María Luisa Fuentes Burgos, que armada de valor abre su intimidad en una inocencia que atrapa y obliga a escuchar con detenimiento sus expresiones y observar sus ademanes, todo sin recurrir a puestas en escena, es su cotidianidad atrapada en una forma que ilusiona, genera admiración y que por momentos duele...y mucho.
- Es una lástima que este tipo de producciones no tengan más pantallas, incluyendo los canales regionales que desperdician la oportunidad de hacer contraprogramación y prefieren apostar a realities o a producciones solo pensando en premios cercanos... Menos mal que Caracol Televisión se atrevió y ojalá que se continúe atreviendo a poner en pantallas estas propuestas, al menos los festivos...
