Señores políticos, ¿nosotros los ciudadanos sí somos la razón de ser de su trabajo?

Señores políticos, ¿nosotros los ciudadanos sí somos la razón de ser de su trabajo?

Carta de un campesino indignado a quienes ejercen la política en este país

Por: Amanuense: Rodrigo Alberto Rúa Hernández
octubre 24, 2019
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Señores políticos, ¿nosotros los ciudadanos sí somos la razón de ser de su trabajo?
Foto: Pixabay

Señores políticos de Colombia:

Como campesino que soy, me permito dirigirles estas rústicas pero sinceras palabras. Ayer, mientras caminaba por una de las calles de mi pueblo, me encontré con uno de ustedes. Recibí un saludo tan emotivo, “tan cordial”, que no me sorprendió.

“¿¡Cómo está, señor!?”

Ese fue el saludo que me dio, con un fuerte apretón de manos y una sonrisa casi natural. Pero no fue un político cualquiera, ni un saludo cualquiera. ¡Era el saludo de un político en campaña! Uno hasta se asusta cuando lo saludan así. Y no es que yo sea caprichoso. ¡No, señores! Es que yo no he visto gente más amable y cordial que ustedes cuando están en campaña. Y tanto, que hasta se les va la mano, porque le hacen creer a uno que lo están confundiendo con otra persona. Así me ha pasado una que otra vez con esos borrachos, que, sin yo conocerlos, me abrazan, y de ñapa me dicen que me quieren.

Pero bueno, son cosas que le pasan a uno. Yo espero que ustedes no sean así, que su saludo y sobredosis de amabilidad sean sinceros, que cuando lleguen a gobernar sea por el pueblo y para el pueblo y no por ustedes y para ustedes.

Señores políticos, ¿nosotros los ciudadanos sí somos la razón de ser de su trabajo? Ustedes dirán que sí, pero yo lo pongo en duda. Y no me pregunten por qué. La razón es muy sencilla. Nosotros los ciudadanos (y los campesinos menos) nunca nos hemos sentido el centro de sus gestiones de gobierno. Siempre nos han tenido como espectadores. Y si por alguna iluminación divina hacen alguna obra social, nos la echan en cara como si fuera un favor o una obra de caridad que ustedes nos hacen y no como el resultado del deber que nosotros mismos les hemos encomendado.

En los cuatro años del gobierno que ya se va, nunca me invitaron, como es su deber, a participar en el programa agropecuario de mi pueblo. ¿Por qué no nos tienen en cuenta? ¿Por qué no creen en nuestra sabiduría vivencial? Nosotros los campesinos también tenemos mucho que aportar, mucho que enseñar, porque las ideas que tenemos las hemos sacado de nuestra experiencia. No nos vean solamente como clientes de los vendedores de máquinas, abonos, venenos y semillas. Éso sólo beneficia al dueño del negocio. A nosotros no. ¿No ven que nos volvieron la tierra perezosa; que ya no produce nada si no es con químicos? Y sí, la papa y el fríjol; el café y el cacao; los sacamos por bultos de los cultivos, pero el abono y el veneno que les echamos para producirlos también es por bultos.

Señores políticos, ¿no les parece justo que me devuelvan el dinero por la semilla garantizada que no germinó, el abono que no fertilizó o el veneno que malogró la cosecha? ¿Por qué ustedes no se lo exigen a las tiendas agropecuarias? ¿Por qué al que nos compra la leche no le ponen condiciones a la hora de verificar su calidad y de tasar su precio? ¿Por qué en vez de ellos, no somos nosotros quienes tengamos el derecho de exigir el precio justo de nuestra leche? Es más, no crean que a mí no me preocupa y que no estoy enterado del problema. De tanto insecticida que usamos para combatir las plagas, envenenamos la tierra, el agua, las aves que se alimentan de las plantas que fumigamos, y hasta los propios alimentos que consumimos. ¿No habrá fungicidas naturales y eficaces para combatirlas? ¿No se han preguntado por qué casi no se ven pájaros en el pueblo y ni siquiera en los contornos del mismo? ¿A ustedes no les preocupa que no se vean abejas ni mariposas en los prados? ¿Ustedes qué respuesta y soluciones me dan?

Si nos lo propusiéramos, Colombia sería una fuente de riqueza hídrica. Pero no. Tenemos las aguas contaminadas, porque no las protegemos. Las reservas naturales que tenemos, cada vez están más lejos. Y tampoco vemos las campañas que se hacen para proteger el medio ambiente. Como, por ejemplo, resembrar árboles nativos.

Señores políticos, nosotros los campesinos no queremos más gobernantes de escritorio. Necesitamos servidores públicos que gobiernen desde donde están las necesidades reales. Que conozcan las comunidades urbanas y rurales. Que salgan de sus oficinas. Que sean amables con la gente. Que sepan que todas las dependencias de la alcaldía y sus funcionarios están disponibles para atender a cualquier ciudadano con dignidad y respeto. Pero, ante todo, necesitamos servidores públicos que tengan como prioridad la participación comunitaria en todas las gestiones de gobierno. Que nada se haga a espaldas del pueblo. Que todo el mundo sepa en qué se está trabajando para mejorarlo. Y termino con la última pregunta: ¿ustedes sí son capaces de vivir con el salario que les pagamos?

Eso era todo lo que tenía para decirles. Espero que atiendan humildemente mis inquietudes y que ustedes y yo pongamos en lo más alto la bandera de la honestidad.

Cordialmente, un campesino indignado.

*Texto enviado inicialmente a los políticos de San Pedro de los Milagros, Antioquia. Las palabras escritas aquí fueron recogidas a un campesino que me pidió el favor de escribirlas y de enviarlas a esta prestigiosa revista. Pensamos que era pertinente darlas a conocer a todo el país. Por petición suya, reservo su nombre.

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