Anoche, después de que Atlético Nacional hiciera uno de los papelones continentales a los que está acostumbrado hacer desde el 2018 y quedara de último en el grupo luego de su fea derrota contra la Universidad Católica de Chile, Pacho Vélez, comentarista de ESPN, arrancaba su editorial con la voz temblorosa de rabia. No podía creer lo que había visto: de los ocho equipos nacionales que participaron en Sudamericana y Libertadores todos, absolutamente todos, quedaban eliminados en primera ronda. En su diatriba, Pacho Vélez contaba que habían periodistas y dirigentes que lo llamaban a veces a reclamarle por dar una versión tan oscura de nuestro fútbol. Le pedían que por favor endulzara la realidad. Esto era un negocio y había que venderlo. A uno no le cabe ninguna duda de qué canal eran los que lo llamaban.
Es que a esa misma hora en Win Sports, durante la emisión del programa Saque Largo, sus periodistas, muy orondos, muy positivos como todas esas frases horribles que dice Cesar Augusto antes de empezar el Pulso del Fútbol, veían el vaso medio lleno. Hablaban de que el Junior había mostrado buen fútbol y que había una invitación a la esperanza. A Eduardo Luis no se le partía la cumbaba de la verguenza. Ellos seguían con su farsa de vender una de las ligas más pobres del mundo.
Es lamentable que hayamos tocado fondo en parte por culpa de un periodismo complaciente, que parece fletado a favor de una dirigencia rapaz, ignorante de otros temas que no sean el negocio, el billete. Directivos incapaces de invertir en los equipos y alcahueteados por periodistas como los de Win que parecieran obligados a vender un paquete que es más caro que el del flamante HBO Max a punto de estrenarse en Latinoamérica. Estos periodistas deportivos son los mismos que se quejan porque Residente habla bien del paro, los lambones de los Ardila o los de Sarmiento Angulo, los que nunca jamás patean la lonchera, los buenos siervos.
Señores, un poco de dignidad y asuman culpas que muy bien que las tienen. Al volverse las alcahuetas de los dueños de los equipos, al volverse parte del negocio, lo que hacen es disculpar todo el tiempo a los dirigentes que, respaldados por ustedes, no se ven presionados a armar proyectos serios, contrataciones de lujo. No, todo el tiempo los disculpan porque no hay plata, por la pandemia, siempre habrá una excusa y estamos normalizando la mediocridad y vaya de qué manera. Desde que Nacional ganó la Libertadores del 2016 sólo un equipo ha pasado la primera ronda de ese torneo. No se clasifican a mundiales juveniles y Ecuador y Uruguay nos golearon feo en la última fecha de la eliminatoria.
No, no vendan más el paquete señores de Win, no muestren el hambre, no nos merecemos esto. Pongan el dedo en la herida sin ataduras, sin contemplaciones. No sean más periodistas de estómago. Lo del fútbol colombiano duele sobre todo ahora que la brutalidad policial está desbordada -ustedes no pueden decir nada al respecto porque no patean la lonchera- y nuestra única ilusión debería ser el deporte. Tengan dignidad y abran el canal para todo el mundo. Igual, regalado es caro ¿para ver qué? ¿los partidos viejos de la liga turca? ¿La Eurocopa narrada por Carlos Antonio y Eduardo Luis? El fracaso de nuestro fútbol es el fracaso de un periodismo complaciente y alcahuete. Reconozcan que ustedes también son parte del problema.
