Después de muchos tropiezos que, con base en los antecedentes, habrían tumbado a por lo menos cinco alcaldes de Bogotá, a finales del año pasado por fin se empezaron a instalar los contenedores de basura, cuyo objetivo es racionalizar el manejo de los residuos, modernizar este tipo de labor y sobre todo promover el reciclaje.
Este es un asunto esencial en el mundo de hoy, ya que todos los botaderos están repletos de todo tipo de desechos y en el caso de Colombia, de residuos mezclados sin ninguna precaución, de manera peligrosa e irresponsable. Sin embargo, además de no haberse hecho una campaña masiva del uso de estos recipientes, el asunto es que los destinados al reciclaje, los de tapa blanca, no han sido instalados en muchos lugares. Así que la gente dispone sus bolsas en el único que han ubicado en algún andén, mientras los recicladores casi se introducen en ellos para buscar lo que pueda servirles, lo que hace que saquen muchas bolsas y por supuesto las dejen en el espacio público, lo que produce malos olores, moscas y roedores.
Ante este hecho, y dado que han pasado varios meses, a finales de enero llamé a Bogotá Limpia SAS, la empresa que me corresponde, para preguntar acerca de cuándo iban poner los contenedores de tapa blanca; las respuestas hasta el momento, casi un mes después, han sido varios correos electrónicos con las consabidas citas de códigos y artículos, algunos mensajes de texto y finalmente una citación para que me presente a recibir una respuesta.
Señores de Bogotá Limpia, la respuesta que yo deseo, y supongo que muchos bogotanos conscientes de la necesidad de implementar un eficiente esquema de aseo, es que instalen los contenedores, se hagan campañas que promuevan su adecuado uso y no se dilate más el asunto.