Señora Dávila:
Ante todo, permítame llamarla “señora” porque ni soy su amiga y mucho menos su colega. Además soy bien educada y eso me impide llamarla como se merece. Sé, y eso me llena de orgullo, que esta carta no será objeto de su atención, porque no proviene de alguien que le proporcione raiting o un premio de periodismo.
Se preguntará entonces por qué le escribo. Bueno, es simple, porque me gusta decir las cosas de frente.
Esta carta la comparto en las redes porque, según usted, es válido ventilar cualquier cosa, y más si afecta la honra de las personas. Además, le soy sincera, busco el raiting de los estudiantes a quienes les imparto clase en la universidad.
Con la publicación del video del ex viceministro usted ha logrado que yo pueda citar, con argumentos, el ejemplo de lo que NO deben hacer los futuros periodistas.
¿Cree usted que “la verdad” es ventilar la vida privada de una persona? ¿Dónde aprendió usted eso?
¿En qué estado emocional estaba usted cuando determinó abrir esa puerta que lo único que ha provocado en la ciudadanía es sentir un alto grado de solidaridad por el señor, cuyas preferencias “personales y privadas” son asunto suyo y de nadie más? Quizás todavía estaba obnubilada por el reciente premio de periodismo que debería devolver. Bueno, eso es pensar con el deseo porque su ego no se lo permitiría.
¿No tiene usted en su familia o allegados alguien que tenga preferencias sexuales diferentes a la suya? Yo sí, y me siento muy orgullosa de su amistad y afecto.
¿Sabe algo de ética? Yo le podría recomendar unos buenos profesores, colegas míos, que le pueden orientar sobre el tema.
¿Sabía usted que uno de los principios fundamentales del periodismo es el “interés público”? No se me ocurre en qué estaba pensando cuando creyó que una conversación de esas podría ser de interés público, más aún cuando no aporta ninguna evidencia de que se haya cometido un delito.
¿Pensó en las consecuencias de la publicación del video para el ex – viceministro sobre su persona? ¿Sobre su familia? ¿Sobre su círculo social? ¿Sobre su futuro? No creo, pero seguramente se sentirá feliz porque logró cobrar la cabeza de un funcionario de gobierno. ¿Está buscando un nuevo premio de periodismo por ello? Ojalá un desprevenido jurado no cometa nuevamente ese error.
Nuestro oficio, porque notará que soy periodista pero, repito, no su colega, es hoy una vergüenza por cuenta de personas como usted. Hoy tomé un taxi y el conductor, sin preguntarle, me comentó el tema del video y soltó la perla “señora, es que los periodistas son unos hp”. Me sentí peor que un maleante y me dio mucha pena.
No quiero que los futuros colegas se sientan avergonzados de una profesión tan noble, pero tan repudiable cuando la ejercen personas, como usted, que no merecen el calificativo que han recibido verdaderos periodistas que han ofrendado su vida por el verdadero “interés público”.
Le reitero que no busco una respuesta, sólo espero que haya entendido. ¿Será?
* La Carta original de la profesora se puede encontrar en su perfil de Facebook