Carta al señor Álvaro Uribe Vélez:
Después de ver que nuestro país está adolecido por tanta maldad, violencia y odio, dividido por corrientes políticas e intereses particulares, y tras observar cómo la corrupción, el odio y la polarización han socavado todo, sentí que no era suficiente ir a una marcha o sentar mi voz de protesta en las redes. Infortunadamente mi voz, como la de muchos colombianos, no es escuchada porque no representa las grandes corrientes políticas, ni mucho menos hará una tendencia en redes sociales. Es por eso que acudo a usted y si esta carta es leída, al menos sentiré que intenté hacer algo por mi país.
Pues bien, acudo a usted por su enorme liderazgo en este país. Es usted el hombre al que siguen casi la mitad de los colombianos. En sus manos está ayudar a cambiar el rumbo del país. No apelo al político ni al expresidente, sino al ser humano, al padre de familia, al esposo y al hijo. Apelo a su enorme capacidad de influencia y a su liderazgo, a su carácter para hacer que las cosas se cumplan y se hagan. Apelo a usted para que le cambie el rumbo a este país que ha interpretado su “mano dura" como sinónimo de odio, violencia e irrespeto por las diferentes opiniones.
Sus seguidores han interpretado mal su mensaje, entendieron que mano dura es callar a quien no dice lo que les gusta, oponerse a la paz porque no es como les gusta —pero además atacar al que la defiende—, apoyar la guerra porque es a lo que estamos acostumbrados y lo que en su momento nos permitió demostrar que éramos más fuertes que los “malos”. Se nos está yendo la mano dura, señor expresidente. La gente que lo sigue parece estar llena de odio visceral y su carácter —seguramente mal entendido por muchos— nos ha llevado a una división dolorosa entre nosotros mismos, los que queremos este país. Aquí solo le estamos haciendo daño a Colombia.
Con eso en mente, usted que ha puesto los últimos presidentes en este país tiene la enorme responsabilidad de decir hoy “no más violencia". Su época de mano dura ya tuvo su oportunidad y aunque tuvo cosas buenas, usted también sabe el costo tan alto que tuvimos que pagar. Señor Uribe, ya es hora de mostrar su “corazón grande”, su capital humano, pacífico, sereno y conciliador. Ya es hora de decirle a sus seguidores ¡basta ya! Estoy segura que en medio de un carácter tan fuerte hay un gran ser humano que ama sus hijos, su familia y su país, tanto como nosotros el resto de colombianos. Por eso le suplico: lidere con ejemplo de amor, paz y reconciliación a quienes lo siguen. El país lo necesita, la paz de todos lo necesita.