Señor Timochenko:
Hace unos días usted le pidió a los colombianos la opinión sobre lo que pensaban de la postulación suya y, en especial, de su nuevo partido político en la campaña que se avecina el año entrante.
He querido no desaprovechar esa oportunidad para expresarle de manera directa lo que pienso de eso.
Para empezar, debo decirle que soy uno de los muchos colombianos que voto sí en el plebiscito del 2 de octubre del año 2016. Lo hice convencido de que lo mejor que nos podía pasar era intentar dejar un país en paz a las generaciones futuras. Por eso, no dudé en dar mi aporte a ese proceso.
No obstante lo anterior, una cosa es querer verlos a ustedes tratando de hacer política desde los mismos escenarios donde se hace la democracia, y otra muy distinta pensar en apoyar su causa; pero como de lo que se trata aquí es de opinar sobre su nuevo proyecto político, déjeme decirle que lo considero desde todo punto de vista algo errado.
Si, ya sé. Acepto que para eso se desmovilizaron, dejaron las armas, se acogieron a la vida publica y están dispuestos a aceptar a la misma Constitución que tenemos todos como la regla que rija su conducta de aquí en adelante.
Sin embargo, quiero recordarles que si bien estoy en contra de que ustedes entren a hacer parte de la próxima campaña electoral, también quiero recordarles que ustedes ya tienen aseguradas para la siguiente y la próxima campaña la no despreciable suma de 10 curules en el Congreso, algo que muchos partidos minoritarios han intentado sin éxito durante décadas.
Eso para no hablar de una corte que prácticamente los va a eximir de toda responsabilidad por todos sus actos de barbarie, de los dineros que muy seguramente no entregaron o de caletas que siguen encontrando, dando la impresión de que ustedes no solo quieren pan sino que desean otro pedazo para llevar debajo el brazo. De tal forma que postular su nombre y el de muchos miembros más de su organización no serviría sino para dos cosas: elevar los niveles de rechazo de la ciudadanía colombiana y hacer el ridículo de paso.
Lo primero tiene que ver con lo fresco que todos los colombianos tenemos tanta atrocidad cometida por ustedes en ese infértil medio siglo de absurda guerra, de la risa siempre burlona de Iván Márquez, de la sevicia del Paisa, de la respuesta sarcástica de Santrich del "Quizás, quizás, quizás" que ha dolido tanto, o del calculo tan errado de colocarle a su nuevo movimiento político un nombre que tan malos recuerdos nos traen a todos, algo que no solamente tiene el rechazo de la mayoría de los colombianos, sino que de paso hace que ningún movimiento político desee hacer pacto alguno con ustedes; es decir, toca como en el video de Alejandra Azcarate con el japonés, de lejos que huelen feo.
Todo lo anterior hará que ustedes hagan un ridículo monumental en las próximas elecciones. Será tan baja su votación que la gente pensará que se hizo tanto esfuerzo para que finalmente ustedes salieran con un chorrado de babas, porque eso es justamente lo que a ustedes les pasará.
Para lo único que su candidatura ha servido es para que la extrema derecha la utilice como “el coco” que nos convertirá en una dictadura como la de Venezuela, tratando de convencernos de que ellos son la única solución que existe, como si doscientos años de politiquería y corrupción no fueran suficientes, algo que muy bien saben hacer, sobre todo con un pueblo que tan poco lee y que tan predispuesto está a seguir directrices que otros dicen o hacen sin medirse primero el corozo.
Y para lo otro que también sirvió su candidatura es para que algunos candidatos se quiten el estigma de que ellos son cuotas de la Farc. Eso por lo menos es bueno. Así entonces, su postulación sirve para seguir polarizando y como carne de cañón para que muy seguramente se afiancen en el poder los mismos que han gobernado y que nos tienen sumidos en esta infame corrupción.
Ya salimos de ustedes por la vía menos dolorosa, ayuden a salir de los otros por la misma vía. No se postule, haga campaña estos ocho años y demuestren que verdaderamente son opción de cambio. Utilicen esas curules para presentar proyectos que beneficien a toda Colombia y no sean factor de división. Ustedes aun no tienen madera para cuchara, pero la buena noticia para ustedes es que aun cuentan con muchos años para demostrarme a mi a todo el país que sus intenciones son creíbles.
Hasta aquí mi comunicado.
