Señor presidente Iván Duque —al mismo tiempo jefe de Estado y jefe de gobierno—, líder carismático depositario de la legitimidad política y de la autoridad colectiva, ejemplo claro de una nueva generación de colombianos que respeta las leyes y en el cual confían los ciudadanos, le instamos de todo corazón que no se deje arrebatar sus competencias constitucionales actuales que lo convierten, además de representante del Estado, en el centro y motor de la actividad política general de gobierno, jefe de la administración, comandante de las Fuerzas Armadas, colegislador y ejecutor de la legislación aprobada por el congreso, y, en términos amplios, la preservación de la paz y la seguridad de los ciudadanos, la designación de funcionarios y la posibilidad de que someta a plebiscito determinadas decisiones de gobierno. Le apoyamos en esto y le instamos a que redoble sus esfuerzos y persevere. Por ello le instamos, señor presidente, a que haga uso de su poder como presidente y a ser plenamente consciente de los riesgos existentes para que su presidencia no se convierta en el próximo Titanic en estos tiempos difíciles, más que nunca es preciso que a las palabras les sigan los hechos. Las expectativas de los ciudadanos son altas y se necesita una postura coherente, resuelta y exenta de ambigüedades. La función presidencial encarna la voluntad de la mayoría de la población de disponer de un dirigente valiente y fuerte al frente del país, que refleje la manifiesta voluntad y determinación soberana del pueblo y la política de su gobierno electo.
El país necesita de un mandatario que haga uso de un patriotismo constitucional y no renuncie a su atribución constitucional exclusiva del presidente. Por este motivo, le instamos a que no se deje acosar, amenazar y desviar en su camino hacia el logro de sus objetivos de incidencia política por el órgano de justicia constitucional convertido en legislador que pervirtiendo totalmente la noción de Constitución y desvalorizando su función en la democracia constitucional provocada o auto impuesta - motivada en intereses políticos y económicos y diciéndole a una comunidad nacional, qué es lo que tiene que hacer, cómo lo tiene que hacer, cómo tiene que legislar se contrapone abiertamente a sus prerrogativas, intereses o preferencias, directa o indirectamente. Así se pone en entredicho la credibilidad de las decisiones tomadas por la presidencia, cuando emite observaciones como por ejemplo para impedir la entrada en vigor de leyes que se estiman inconvenientes o que adolecen de vicios de inconstitucionalidad. Como es lógico, le instamos también a que no se deje intimidar por los ricos y los poderosos en política y en negocios ni firme, ni se deje engañar por los medios de comunicación sin escrúpulos y quisiéramos animarlo a que a prosiga su esfuerzo de apoyo a la transición política. En cualquier caso, le instamos a que no se deje entorpecer, hostigar e intimidar por los legisladores de la oposición de izquierda adictos al régimen, que aumenta su poder en detrimento de la autoridad del poder del presidente y lleva tiempo luchando con las vicisitudes que entraña la democracia, que, por otra parte, no son otra cosa que un monopolio en ejercicio del poder, de facto ejerce el control absoluto de la judicatura y controlan el sistema de administración de justicia, siempre más alejados de la vía democrática y de las preocupaciones cotidianas de su pueblo, con una tendencia cada vez mayor al populismo.
Ello señala que todas las fuerzas militantes de oposición, jueces y Altas cortes empiezan a estrechar lazos efectivos entre sí, creando un círculo vicioso y una estructura piramidal vertical paralela a la organización del Estado que se "integra" y se "retroalimenta" de forma directa, revistiendo una importancia fundamental en el marco de una ambiciosa estrategia triple, ya bien establecida:
a) Débil institucionalidad e intervención abierta por otro poder del Estado, activismo judicial y manipulación de la justicia con la finalidad de inclinar la balanza de la justicia a favor de una de las partes.
b) Arbitrariedad judicial, intercambio de favores y una verdadera captura del poder, sino de una verdadera organización criminal en el poder.
c) Corrupción, juicios sumarísimos, condenas injustas y una labor obstruccionista del Congreso de la República, cobertura de impunidad, amnistía y persecución abierta a los legisladores y sus aliados en el gobierno.
Aunque solamente sea a efectos tácticos, no está mal recordar a Carlos Andrés Pérez, que se convirtió en el único presidente en ejercicio en la historia de Venezuela en ser destituido por una acción judicial (procedimiento de impeachment). Lo que pudo haber llegado a ser un golpe de Estado técnico o un verdadero golpe de Estado parlamentario cuyas circunstancias alucinantes se comentaron ampliamente en la prensa. Según algunos autores, se trató de un verdadero cheque en blanco para la llegada de Chávez al poder. Así, pues, hay que estar atentos y se debe emprender una acción de mayor sensibilización para que la brutal experiencia del expresidente no caiga en el olvido, porque, efectivamente, hay detrás una mano que hay que sacar a la luz. Señor presidente, hay que estar muy atentos y cuidadosos con respecto a esta cuestión, y no caer en el error de acordar únicamente medidas mínimas en aras del consenso o enviar una sola señal de duda o debilidad, o de retirada, ya que esta tentación se plantea continuamente. Se pueden hallar abundantes pruebas objetivas en apoyo de esta afirmación. Necesitamos una investigación para determinar hacia qué lado apuntan las pruebas. Hemos votado por usted sabiendo que su compromiso con la democracia y el estado de derecho se ajusta al nuestro y esperamos que ejerza su cargo con el rigor y calidad que se espera de su labor.
Señor presidente, creemos que a usted se le juzgará no solo por su capacidad de conseguir resultados, sino también de propagar soluciones u optar por el traidor hielo del compromiso. Corresponde ahora al mandatario enviar una señal firme de que está dispuesto a ser implacable con la impunidad y con las causas y los perpetradores y tener en cuenta las recomendaciones y su imperio jurídico en la constitución. Dos de nuestros mayores enemigos en la lucha contra la impunidad son el miedo que nos hace abaratar nuestras libertades y el poder que nos vuelve cínicos respecto de estas libertades. Si violamos el derecho acabaremos con la Colombia, hay que respetar el derecho. Hemos vivido tanto tiempo con la impunidad que la justicia se convirtió en un preciado ideal. El presidente no podrá firmar algo o sancionar un proyecto ley de lo que se le podrá culpar o avergonzar en el futuro. Sabemos que la ingratitud es como un fuego fatuo. Sea cuidadoso para conservar la lealtad de los electores. Será una vara para medir la confianza. Colombia deberá reformar el marco constitucional para permitir el funcionamiento eficaz de sus instituciones y emprender otras reformas fundamentales, con vistas a obtener resultados tangibles en ámbitos prioritarios como el fortalecimiento del Estado de derecho, y la mejora del diálogo y la reconciliación entre las comunidades. El ritmo de reformas en Colombia sigue siendo el factor clave en el proceso. El respaldo público al gobierno del presidente Duque es de vital importancia. Ahora bien, nunca es tarde si la dicha es buena. Amén.