Señor Presidente esto es muy grave y no se admiten errores, la carreta acá no opera, no nos vaya a salir con los 7 enanos ni con 180 millones de árboles sembrados.
Apenas comenzando la epidemia el país está ya paralizado, no es la hora de prometer, por quedar bien, esa política de decir una cosa y hacer otra acá no cabe. Nuestro enfermo sistema de salud que usted heredó no aguantaría una súper emergencia. No es solo lavarse las manos o usar tapa bocas, lo preferible y lo más efectivo es el confinamiento en las casas.
Usted no ha querido cerrar el Aeropuerto y por eso Bogota está sufriendo las consecuencias del mayor número de casos. No es hora de ser caprichoso. Por favor: ya que usted no hace, al menos deje hacer. Aprovechemos estos días para obligar a los habitantes de las ciudades a que se resguarden en sus casas, en Colombia todo es a la fuerza y toca utilizarla. Y los colombianos necesitamos reflexionar.
El espejo lo tiene en Italia, España e Irán, países que no tomaron precauciones a tiempo. Nosotros llevamos más de un mes y las medidas reales no se han visto. ¿Dónde hay unos puestos de campaña en las calles con personal capacitado haciendo acciones preventivas que estén a disposición de la ciudadanía?
Señor Presidente, apoye a los alcaldes de las poblaciones apartadas que están tratando de proteger a sus ciudadanos con la única arma que tienen y es evitar la transmisión del virus reteniendo a las personas en sus casas. Apoyelos porfavor. ¿No era usted pues el presidente que quería unir a los colombianos? Porque aquí tiene la oportunidad y se le está yendo entre caprichos innecesarios.
Ayer usted se preocupaba porque la gente salía a las calles a reclamar por lo que no tiene y hoy desautoriza las medidas dictadas para que todos se protejan y se queden en casa.
La Virgen de Chiquinquira no puede hacerlo todo.