Respetado Luigi Echeverri:
Le envía esta carta un cordobés por adopción, una persona de bien que desea ver a nuestro país alejado de la pobreza y miseria en la que hoy se encuentra, pese a la riqueza extraordinaria que posee en todos los aspectos, incluido el humano.
Este escrito lo hago como respuesta al que usted le envió a los grandes empresarios colombianos sobre los “peligros del populismo”, en donde trata de cuervo a todo aquel que aspira a un cambio en el estilo de gobierno de este país.
Para empezar, quiero decirle que acertó al dirigirle la comunicación a “los más grandes empresarios del país”. Es que son ellos y solo ellos los únicos beneficiados de la política “neoliberal” que el FMI y el Banco Mundial implementaron en toda Latinoamérica.
La famosa apertura económica impuesta por Cesar Gaviria Trujillo y Álvaro Uribe Vélez, el primero como presidente y el segundo como senador (periodo 1986-1994), trajo como consecuencia la privatización de empresas del Estado y el despido masivo de muchos trabajadores; entre las empresas privatizadas se encontraban fundamentalmente las de servicios públicos domiciliarios (agua, luz, teléfono, aseo).
Además, en su gran mayoría, los hospitales públicos fueron cerrados, para darle paso al negocio más lucrativo que hay en Colombia: la salud. Para ello se sancionó la Ley 100/93 y anteriormente se había aprobado la Ley 50/90 (reforma laboral). Así mismo, también se privatizaron las carreteras (implantación de peajes). ¿Quiénes fueron los beneficiados con esta política neoliberal? Los grandes empresarios, a quienes usted les dirige la carta.
Latinoamérica es una bomba de tiempo que en cualquier momento puede estallar y no es Maduro el responsable de la crisis social que vive esta región, como falsamente nos han hecho creer. Son las políticas de saqueo a nuestros pueblos implementadas por el gobierno norteamericano con el beneplácito de esos grandes empresarios a quienes usted les dirigió la misiva.
Con eso claro, señor Echeverry, usted plantea “pongámonos a trabajar, hablemos y conversemos en familia sobre la familia, sobre lo que es correcto y lo que no lo es, hablemos sobre el futuro con libertad y progreso”, le pregunto: ¿de qué libertad habla?, ¿hay libertad en Colombia?, ¿entonces por qué asesinan a los líderes sociales?, ¿a qué progreso se refiere?, ¿al de los grandes empresarios? Ellos son los únicos que han progresado en Colombia.
Igualmente, usted manifiesta “si no lo hacemos entre trabajadores y empresarios, entre familiares y amigos, nos puede pasar que elijamos bebernos la cicuta populista que hoy controla naciones hermanas que padecen bajo el yugo de las falsas formas democráticas que se nutren del desfalco de la hacienda pública, del terrorismo y del negocio de la droga”. Por si no lo sabe, le comento que la cicuta, ese veneno que nos estamos tomando los colombianos desde hace más de 200 años, fue cambiado hace dos por algo más moderno: el cianuro.
Y cuando se refiere a que “conversemos en familia sobre familia”, ¿a qué familia se refiere?, ¿a la de los grandes empresarios o a todas las familias colombianas? Porque si se refiere a todas las familias colombianas, está identificado plenamente con aquellas personas que pertenecen al ala progresista de este país, es decir, a los “castrochavistas, izquierdistas, socialistas, comunistas o guerrilleros”, porque es ese su discurso.
Quienes hablan de falsas democracias como la que existe en Colombia son los “castrochavista, izquierdistas, socialistas, comunistas o guerrilleros”, es lo que siempre han dicho en sus disertaciones; en Latinoamérica, los países “democráticos”, como Colombia, se nutren del desfalco a la hacienda pública, caso Reficar, Odebrecht, etc; también del terrorismo (asesinato de líderes sociales y masacres) y del negocio de la droga (Fernando Sanclemente o la Ñeñepolitica).
Aun así, usted de una forma despectiva tilda a Iván Cepeda de “líder de la guerrilla parlamentaria”... tengo entendido que un guerrillero es una persona alzada en armas, ¿Iván Cepeda lo es? Hasta donde tengo entendido, es un defensor del pueblo colombiano en el Congreso de la República. Y en esa línea, en su escrito tácitamente le hace un reconocimiento a la guerrilla colombiana, porque si tilda a Iván Cepeda de guerrillero por ser en el Congreso un defensor de los oprimidos de este país, quiere decir que la guerrilla en el monte también lo era. Antes de expresar algo, verbal o por escrito, debemos conectar el cerebro con lo que enunciamos.
Por otro lado, ¿podrá subsistir una economía donde las leyes y las reglas las crea una clase política corrupta y alcahueta de un crimen organizado que se nutre de la anarquía? Esta pregunta es copiada del discurso de los que ustedes llaman “castrochavistas, izquierdistas, socialistas, comunistas o guerrilleros”. La respuesta es no. El 2022 es un año decisivo para el destino de este país, a esta clase política corrupta, alcahueta del crimen organizado es a la que hay que derrotar.
"¿Podrán los ciudadanos independientes hacer empresas que a su vez generen los empleos necesarios para que las familias puedan mercar y comer, pagar un techo, transportarse al trabajo y educar a sus hijos, bajo un régimen populista socialista o comunista?”. La respuesta es sí. Pero no como ustedes han querido mostrar a los progresistas de ser “populistas, socialistas o comunistas”, no son ni lo uno ni lo otro. Le pregunto Señor Luigi Echeverry, ¿ustedes los grandes empresarios han respaldado a los ciudadanos independientes para que hagan empresas?, ¿En dónde están los empleos? De paso, explíqueme por qué en el país hay más trabajo informal (mototaxismo, vendedores ambulantes, estacionarios, etcétera) que formal?
De igual forma, usted en su escrito pregunta: ¿con que ingreso pagará el Estado el vale de todos los colombianos? Le respondo: con el impuesto que ustedes, los grandes empresarios y latifundistas dejan de cancelarle a la hacienda pública; pero no solo cancelarían el vale de todos los colombianos con el impuesto que dejan de cancelar, sino que se fortalecería la educación pública. No es justo que de 12.000 estudiantes que salen anualmente de las instituciones educativas, escasamente 2000 puedan ingresan a la Universidad de Córdoba. ¿El resto hacia dónde coge?, ¿para las bacrim, la guerrilla, los grupos paramilitares, la delincuencia común?, ¿a vender por la calle yuca, plátano, ñame o ser mototaxista? Para realizar estas labores no se requiere ser bachiller.
Para un presidente esto debe ser una vergüenza, no es justo que un departamento que lleva 68 años de fundado cuente únicamente con una universidad pública, la de Córdoba. ¿Luchar contra esta iniquidad es ser “castrochavistas, izquierdistas socialistas comunistas o guerrillero”? ¡No nos crean tan idiotas!