Le pido un favor a usted, señor o señora que se declara hincha acérrimo y ferviente del Real Madrid, e inclusive a usted fan del Barcelona que ataca porque ahora la gente aplaude un logro inmenso para la historia del fútbol de Colombia.
Colombia es complejo por donde se mire, su gente hace que este especial país sea extraño. Es un delito de sanción social expresar, participar, contribuir, callar o para este caso celebrar desde una sonrisa, unas palabras el logro de uno de los nuestros –Colombiano y Latino- que alcanzó un sueño para muchos futbolistas.
Era normal ver las gradas colmadas de hinchas merengues en su estadio si llegase Zidane, Ronaldo, Cristiano Ronaldo o cualquiera de esos excelentes deportistas. Pero para nuestra particular cultura de redes sociales colombiana, el suceso del 10 blanco se convirtió en la excusa perfecta para anular el comentario optimista de quienes alguna vez manifestamos un aplauso –igual que al que ahora le damos a James- para un equipo como el A.Madrid o el Barcelona por sus logros o porque un colombiano triunfó.
Todavía en Colombia se confunde el ser patriota con el rol de hincha o fanático de fútbol y son dos cosas distintas. Una merece respeto, que por lo menos tengamos un aterrizado contexto de las esferas sociales, culturales, étnicas o geográficas de nuestra tierra, implica hacer las cosas bien y ser honesto con los actos cotidianos; la otra, es tan sólo la excusa para festejar, reír e inclusive llorar, como muchos de los hinchas hacemos cuando nuestro equipo pierde. No más.
Sonará mamerto – como muchos de las entradas serias a temas sin mucha trascendencia como el fútbol- pero vale la pena hacer un llamado para que alcancemos a entender lo que refleja una persona ante la sociedad que anula, agrede, apuñala o peor aún mata a otro por un deporte como el fútbol, disciplina que no merece un calificativo menor a fantástico y apasionante, en mi opinión.
James, un verdadero orgullo para el país y el fútbol. Tiene la oportunidad de dar una bofetada a ese pequeño sector de racistas en la ciudad de Madrid que tanto maltratan a los latinos, James hará historia con sus pies e inclusive con su especial y trabada forma de hablar – defecto que a mi parecer lo hace una figura más cercana al hincha de a pie- lo hará por disciplinado, coherente y por aprovechar para bien un talento para el éxito humano y económico, en un intervalo de tiempo soñado por la gran mayoría.