No pretendo hablar en estas cortas líneas del gigantesco contrato adjudicado por la Fiscalía en favor de la empresa consultora dirigida por la politóloga Natalia Springer por la maravillosa suma de más de cuatro mil millones de pesos. De este espinoso asunto con el cual la prensa ya se ha deleitado lo suficiente no se hablará acá, aunque siempre queda la duda de si un equipo como el que cuenta su entidad de algo así como veinticinco mil personas no se pudo conformar un equipo que hiciera aquella labor. ¿Cuál labor? Usted lo sabe muy bien y para ello entrecomillo el objeto de tan bello contrato: “Prestar servicios profesionales de asesoría y acompañamiento y apoyo jurídico y técnico especializado al señor fiscal general de la nación para el procesamiento de datos en casos de crímenes excepcionales/internacionales cometidos en el marco del conflicto armado en Colombia". Y para ello mi gran duda es, ¿para qué carambas se hace ese estudio, es que acaso en algún momento de la historia nacional servirá de algo, es que con base en ellos algún juez o autoridad basará sus fallos o conclusiones en caso de que las Farc o el ELN se sometan a la justicia? No señor fiscal, es puro ruido, ruido de abogados y ruido sabinesco, aunque lo triste es que es un ruido carísimo dado a los amigos. Pero no, de eso no vinimos a hablar.
Tampoco vinimos a hablar de su enemigo el procurador Ordóñez, sobre el cual solo tengo una cosa que anotar: Monseñor Ordóñez habla claro y sin tapujos nos dice cómo son de retrógradas y arcaicas sus posiciones sociales y políticas. Pero él dice las cosas.
¿Y usted?
Hace poco su entidad armó un ruido
(ruido, solo ruido) brutal
porque una actriz había supuestamente abortado
Hace poco su entidad armó un ruido (ruido, sólo ruido) brutal porque una actriz había supuestamente abortado. Y después de la tormenta, vino la calma.
Y ahora usted viene con la payasada de presentar un proyecto de ley por medio del cual se le da vía libre al aborto, con lo cual yo y muy poquitos colombianos estamos de acuerdo.
Y si estoy de acuerdo, ¿por qué el ruido que quiero armar?
Estoy de acuerdo con el aborto libre bajo lógicas y médicas condiciones de plazo por dos motivos básicos. El primero, es una decisión de la mujer y solo de ella, y el segundo radica en que con el aborto “prohibido” la mujer acude obligada a practicarse la intervención en sucios talleres de metalmecánica.
Pero estamos con usted en el fondo, más no en la forma.
En Colombia una abrumadora mayoría de más del setenta u ochenta por ciento está en contra del aborto, y si eso es el país, no quiero saber qué opinan nuestros “legisladores”.
Va a ser un fracaso señor fiscal, su proyecto no pasará de la primera vuelta y con su accionar le dará una vuelta de tuerca a la valiente lucha que adelantan grupos que de verdad están trabajando en el tema. Este tipo de batallas se ganan con pequeños golpes de estado, tal como el promovido en su momento por la pequeña Corte Constitucional al inventarse las famosas cuatro causales del aborto permitido, o como ahora con la adopción gay, o la lucha ciega pero fructífera que dio Rodríguez Zapatero en España al legalizar el matrimonio homosexual.
Ruido, solo ruido. Pero su ruido es sordo.
Y hablando de…
Y hablando de ruidos, llama la atención el muy poco ruido que causa la designación de Rafael Pardo como ministro del preconflicto o del posconflicto o del simple conflicto, recibiendo, obvio, imaginamos que un muy bonito sueldo.
