Es inadmisible el suceso ocurrido el pasado martes en el Congreso de la República, cuando en horas de la tarde alias Jesús Santrich y Andrés París ingresaron sin autorización al recinto.
Y digo sin autorización institucional al no haber informado al Presidente del Congreso ni a la mesa directiva, aunque la autorización no solo es institucional. Tampoco tienen autorización moral para entrar a un lugar donde se exalta la democracia que estas personas con las armas han intentado destruir.
La aguerrida aunque noble tarea de la defensa de la democracia se vio herida como ha sucedido en los últimos 7 años al desdibujar la batalla de nuestros héroes que lucharon por instaurar la rama Legislativa. Desdibuja la ley y el orden del que pregonaban Bolívar y Santander al entrometer criminales como estos en el aposento de la democracia pura.
Y por más falencias que haya tenido el ejercicio democrático en los 200 años de democracia Colombia, nunca antes había sido tan destruida en el honor y en la ley con los sucesos que han sucedido últimamente, no solo en el Congreso, sino en las Cortes y hasta en la Presidencia.
Es la hora de poner manos en el asador y recorrer el país para dar este mensaje claro y sincero. Mientras los bandidos recorren el Congreso de manera ilegal, nosotros apelamos a las calles y el corazón de los colombianos para recuperar la democracia, herida aunque no terminada, no hay que sentirse vencido ni aún vencido.