Joseph Pulitzer –aquel editor húngaro cuyo nombre premia a los mejores trabajos periodísticos estadounidenses–, analizando el verdadero propósito de su profesión, llegó a decir que “el poder para moldear el futuro de una república estará en manos del periodismo de las generaciones futuras”. Cuando pensó esto siempre imaginó una labor periodística decente –al servicio de los más vulnerables–, pero jamás concibió que tiempo después las cosas podrían cambiar: el periodismo de hoy apoya enérgicamente las causas de los más poderosos. O al menos eso se percibe en Colombia, en donde la revisa Semana, que en mi opinión parece la agencia publicitaria del uribismo, defiende a rajatabla las causas de la extrema derecha, sacrificando así su compromiso con la prensa de verdad: esa que no patrocina ningún interés en particular.
Lo más reciente de esta mefítica, inescrupulosa y descarada publicación se relaciona con un artículo que escribió Daniel Samper Pizano: el veterano periodista, desde un portal que creó su hijo junto a Daniel Coronell, le pidió al fiscal Barbosa renunciar a su cargo para que no siga entorpeciendo el trabajo de la justicia y el ejercicio de la democracia. Semejante petición, muy sensata por todo lo que se ha visto, no fue de su agrado y, acto seguido, salió a defender al controvertido funcionario, como si su misión fuera la de respaldar a todos los que hacen parte del Centro Democrático. Llama la atención la forma en cómo se pronunció, sacando instantáneamente un esputo que cuestiona las posturas de Samper Pizano, simplemente por ser hermano de un expresidente que lamentablemente se vinculó con la mafia caleña. No cabe duda: en esta ocasión Vicky Dávila y los dueños de la revista demostraron que su trabajo consiste en defender los desvaríos del actual gobierno.
¿Acaso la misión de Semana consiste en promover la provocación? ¿Tiene derecho a fomentar el desprecio por una familia que nunca se ha escondido? Deja mucho que decir lo que en el día de antier publicó, demostrando el doble racero con que acostumbra a medir las cosas. Cuando apareció el vídeo de Petro, el de la bolsa con billetes, no reparó en maltratar al candidato de la Colombia Humana. Sin embargo, el manejo que le dio al escándalo de Marta Lucía Ramírez, el del hermano narcotraficante y el de los negocios con un conocido narcoparamilitar, fue totalmente distinto porque respaldó a una funcionaria que reconoce el pago de una cuantiosa fianza en Estados Unidos, pero que calla o no le explica el país lo que la cámara de comercio bogotana conoce: sus vínculos empresariales con un personaje de dudosa reputación. Ahora, como por arte de magia, se cree juez y verdugo de Daniel Samper Pizano. De verdad que languidece la ética periodística en este país de contrariedades.
En conclusión, todo indica que no se puede cuestionar la nefasta Fiscalía de Barbosa, ni mucho menos pedirle su renuncia porque inmediatamente aparece un medio escrito que no duda en protegerlo. Acaso su gestión, avalada por Duque y ratificada por Uribe, no ha sido un completo papelón como para no decirle periodísticamente que es un mediocre y que juristas mejores preparados podían ocupar su cargo. Debemos ser conscientes: Daniel Samper Pizano no dijo nada que no se haya visto hasta el momento, así que la defensa de Semana cae en lo ridículo, demuestra que cada vez que sale a escudar a la gente de Uribe deja muy mal parado al periodismo colombiano, que se acostumbró a tolerar a periodistas como Vicky Dávila.