1. Semana, la de la ‘Vieja Era’, era un desastre, palabras más, palabras menos: anquilosada, tecnofóbica, temerosa de la democratización de la información, parte de un oligopolio “en el que algunos han querido perpetuar el statu quo” anclado en el pasado, que no entendía los colombianos de a pie, cegada por la prepotencia de haber manejado la información. Esto se deduce por la definición de la Semana de la ‘Nueva Era’, que supuestamente luchará contra esos vicios de la ‘Vieja Era’. Buen comienzo: ¿cuántos colombianos saben qué es un oligopolio o statu quo? En su lucha contra el oligopolio (un mercado con pocos competidores), ¡Gilinski llegó a democratizar la propiedad de Semana!
2. Felipe López, gestor de la Semana de la ‘Vieja Era’, descrita como un desastre, fue galardonado con el Premio Gabriel Gilinski al mejor periodista, equivalente en el Simón Bolívar al vida y obra, categoría de consolación creada para profesionales cuando ya es hora de retirarse y “dejar de joder”. Esta distinción deja un gran interrogante: ¿acaso el mejor periodista del país no era Julio Sánchez Cristo?, ¿Néstor Morales?, ¿Roberto Pombo?, ¿Daniel Coronell? ¿Yamid Amat?, ¿Luis Carlos Vélez antes de cubrir las elecciones de Estados Unidos? Vicky está fuera de concurso. Como lo dijo Gilinski sabiamente en Blu Radio: “Siempre nos enfocamos en los mismos nombres”. Que entre el diablo y escoja entre tanto ego.
3. “Mamá y esposa ejemplar” son dos de los méritos que explican el ascenso de Vicky Dávila a la dirección de Semana de la ‘Nueva Era’, además de su integridad, vocación de trabajo y carrera hecha a pulso, según Gilinski. Tiene razón. Este hecho solo tiene un antecedente, el de Laura Bozzo (Laura en América), una madre y esposa ejemplar vinculada al gobierno de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos. Como diría Vicky: “¡Y que entre el desgraciado que se atreva a defender a Semana de la ‘Vieja Era’!".
4. “Vicky Dávila es la primera mujer directora de un gran medio nacional”, dijo Gabriel Gilinski, poniendo en evidencia su gran conocimiento del mundo de los medios. ¿Quién es Yolanda Ruiz, de RCN?, ¿Cecilia Orozco, de Noticias Uno?, ¿Juanita León, de La Silla Vacía? Gilinski no las tomó en cuenta porque lo suyo es lo digital y lo moderno y, de pronto, ellas no son ni lo uno ni lo otro… ni madres ejemplares ni esposas ejemplares.
5. La crisis de Semana es el resultado del choque entre la vieja forma de hacer las cosas y la nueva, dictada por las exigencias de la modernización y la digitalización —según Gilinski—; no el resultado entre dos formas de hacer periodismo (si se le puede llamar así al de Semana de la ‘Nueva Era’) y la decisión de plegarse a los intereses políticos del Centro Democrático y el expresidente Álvaro Uribe. Ahora los paranoicos van a salir a encontrar mensajes ocultos en el remate del editorial de Semana de la ‘Nueva Era’: “Nuestra lealtad será únicamente con nuestros lectores y nuestra patria”. Si algunos quisieron refundar la patria, ¿por qué no refundar una pinche revista?
6. Convertir a Semana en un FoxNews era la aspiración de Gabriel Gilinski, aseguró Daniel Coronell. Gilinski no pudo responder con claridad qué quiso decir con esto: si Semana de la ‘Nueva Era’ debe tener una audiencia masiva y ser muy rentable —como de hecho lo es FoxNews—, o convertirse en una máquina de propaganda (que es muy diferente a periodismo) de la ultraderecha. Seguramente, aunque no lo dijo, quiere las dos cosas. Con la nueva línea editorial, el dinero de la pauta oficial no demorará en llegar a chorros (si ya no lo ha hecho), haciendo de la Semana de la ‘Nueva Era’ una operación muy rentable, a pesar de sus pobres resultados periodísticos y digitales. La declaración en el editorial de la Semana de la ‘Nueva Era’ no puede ser más profética: “El activismo acaba con el periodismo”.
7. Gabriel Gilinski sí interviene en el contenido de la revista, a pesar de negarlo. Así quedó en evidencia cuando trató de justificar una publicación sobre los resultados del Grupo Prisa en la revista Dinero (propiedad del Grupo Semana), ilustrada con la foto de Julio Sánchez Cristo, que nada tenía que ver con la información, en represalia porque este último habló en la W de los recortes de periodistas en Semana de la ‘Nueva Era’. “¿A ti te parece correcto lo que hicieron ellos y no lo que hizo Semana, dónde está la doble moral? ¿Te parece que lo que Julio hizo fue de buena fe y lo que hizo Semana fue de mala fe?”, dijo Gilinski. El pez cae por su boca.
¿Por qué no le va a meter la mano al contenido Gilinski, si lo hacía la gerente, Sandra Suárez (exministra de Uribe y calificada por los periodistas de la Semana de la ‘Vieja Era’ como el caballo de Troya del expresidente)? No nos digamos pendejadas, todos los ricos usan los medios en su beneficio, lo que pasa es que —a diferencia de Gilinski— son más discretos, sutiles, tratan de mantener las apariencias (contratando a los que se creen los mejores periodistas del país), y no presumen de saber de medios.
8. “Se acordarán de mí: en 5 o 10 años las emisoras (de radio) se le venderán a pastores y a políticos porque el mundo se está volviendo más digital”, dijo Gabriel Gilinski. Cierto, pero no ahora. Vicky Dávila es viva demostración de que la radio en Colombia sigue vigente, y los será por mucho tiempo más. Ella siguió el proceso inverso descrito en aquella frase que dice “del anonimato al desprestigio”… Cuando salió de la W pasó del reconocimiento al anonimato… y al desprestigio. Por grandes que sean sus números en Facebook Live, no son nada comparados con los que tenía en la W. Gabriel, hay que comprarle una emisora a algún pastor, luego revenderla: es un buen negocio, si no Vicky no va a despegar. Aprenda de otros ricos más sabios y exitosos que usted en medios. El Grupo Santo Domingo se arrepintió de haber vendido su participación en Caracol Radio, y por eso volvió a la radio con Blu y La Kalle. Lo que hay que ofrecerles a los pastores no son emisoras, sino plata, y mucha plata, para que oren para que a Gilinski se le haga el milagrito de no perder la credibilidad y la influencia por la que tanto pagó.
9. “Colombia no está entre la (calle) 70 y la 100 con la (carrera) séptima”, dice un Gilinski que cuestiona repetidamente a la clase dirigente tradicional y añeja de Colombia, sonando a veces como si fuera un progresista (sí, de los de Gustavo). ¿Suena o no esto progresista: “Hemos fallado en entender a los colombianos de a pie”… “El país es uno de 50 millones de habitantes, en donde hay papás y mamás que se levantan todos los días con preocupaciones reales, con preocupaciones de su familia, de su salud, y educación, y yo creo que si uno se remueve un poco de las peleas del día a día, de los conflictos y la polarización, al final del día los medios de comunicación tienen que servir a un propósito mayor, y es una mejor sociedad”. Eso suena bonito.
Pero lo que ha mostrado la Semana de la ‘Nueva Era’ es que la polarización es un buen modelo de negocio, que le interesan los colombianos de a pie (pero uribistas, que también los hay) y que la alternativa a manejar el país desde “la (calle) 70 y la 100 con la (carrera) séptima” es hacerlo desde otra calle, pero en Miami. ¡Revolucionario! ¡Moderno! ¡Digital!
10. La periodista Camila Zuluaga es amiga de María Jimena Duzán, recalcó al aire Gabriel Gilinski, sin explicar el comentario. Claramente, en la Semana de la ‘Nueva Era’ hay amistades peligrosas o al menos inconvenientes. Dime con quién andas y… te veto. Por eso, este texto es firmado con un seudónimo: los mejores periodistas de Colombia.