“Con el tiempo todo se descubre; las mentiras más ocultas, las razones más ciertas y las personas más falsas” (Proverbio popular).
En momentos críticos como el que vive Venezuela es cuando hay que ponerle más atención a los hechos que a las palabras. En esos instantes cuando la retórica intenta ocultar la realidad, hay que esforzarse para “ver más allá”. Con todo, las palabras deben ser leídas en código negativo: el sí en verdad es no y viceversa.
Los hechos que están a la vista
Por el lado de la oposición:
- La MUD no ha logrado desencadenar una protesta capaz de “tumbar” al gobierno.
- No aprovecharon las mayorías en la Asamblea Nacional (AN) involucrándose en una estrategia de confrontación abierta sin haber acumulado la suficiente fuerza.
- Las “guarimbas” y “trancazos” debilitan su credibilidad política y generan división.
- No han fortalecido su unidad interna y no han consolidado verdaderas confianzas.
- Al no contar con una fuerza mayoritaria, vacilan entre el diálogo y la rebelión abierta y decidida.
- Siguen recibiendo sueldos en la AN, aceptan al TSJ cuando les conviene; entre otras muestras de inconsecuencia. Ello les merma credibilidad.
- Al negarse a participar en la Asamblea Nacional Constituyente ANC quieren tensar la cuerda al límite.
- Por ello, se la juegan al máximo con el plebiscito del 16 de julio.
Por el lado oficialista:
- El gobierno se sostiene con base en el poder del Estado y el apoyo de las fuerzas armadas. Su poder de coerción sobre los sectores más desvalidos y beneficiarios de los programas sociales le permite sobrevivir.
- El desabastecimiento, la inseguridad y la súper-inflación, debilitan su gobernabilidad a medida que pasan los días. Juega contra el reloj.
- La desmedida represión a las protestas a cargo del GNB y el papel violento de los “colectivos bolivarianos”, merman su legitimidad en lo interno y externo.
- La rebeldía de la Fiscal Luisa Ortega y otras disidencias, debilitan su frente interno.
- Al sentir la presión, duda entre la mano fuerte y tendida, la represión o el diálogo.
- Los funcionarios “chavistas” no renuncian a sus privilegios mientras le piden sacrificio y paciencia al pueblo.
- Frente a ese creciente desgaste optó por convocar la ANC con la esperanza de ganar tiempo y quitarse de encima la presión política de la MUD, y la coacción institucional de la AN y de la Fiscalía.
- Por ello, se juegan al máximo con la Constituyente del 30 de julio.
Los hechos que no se ven
La decisión intempestiva y sorpresiva de otorgar arresto domiciliario a Leopoldo López, tomada y ejecutada a altas horas de la noche, con un secretismo de máxima seguridad, con la intervención de ex-presidentes extranjeros (Zapatero, Samper), aprobada por la cúpula más alta del gobierno, muestra –a todas luces– que el gobierno sintió la presión internacional por los hechos violentos ocurridos en la AN el pasado 5 de julio, protagonizados por los “colectivos” y alentados por el vicepresidente El Aissami.
La forma como se implementó la decisión y como se presentó ante el mundo, camuflada como decisión jurídica del TSJ, promovida como fruto del diálogo con la oposición, deja ver las presiones que sufre el gobierno. El momento es de máxima tensión, la mano del imperio se deja notar, saltan a la vista las fricciones entre los sectores más agresivos del gobierno (Cabello-Tarek) y los moderados (Maduro-Elcy-Jagua).
Además, el pulso entre el gobierno y la MUD, cada cual sin el suficiente apoyo popular pero con la capacidad de sangrar al país más allá de lo que se ha visto en los últimos 3 meses, obliga a que los grandes capitalistas con intereses en Venezuela tengan que intervenir para evitar una guerra civil de alcances y costos inusitados. Es posible que las negociaciones incluyan a gobiernos de EE.UU., UE, España, Cuba, Rusia y hasta Colombia, que ya siente los efectos sociales de la crisis. Lo que está en juego no es cualquier cosa.
Permitir que los dos eventos electorales se realicen en medio del crispamiento y violencia desatada, sería una irresponsabilidad máxima. Si el gobierno no facilita la realización del plebiscito, ya sea declarándolo ilegal e impidiéndolo a la fuerza, ello generaría todas las condiciones para el fortalecimiento del boicot a la ANC y la violencia llegaría a niveles insostenibles. Esa situación tiene que ser impedida.
Los escenarios posibles
Los escenarios posibles, frente a la obligación de disuadir la confrontación abierta y generalizada, son:
- Oficializar un diálogo formal, abierto y visible (o secreto y tácito) para dar garantías para la realización de ambas elecciones, a fin de medir fuerzas y llegar a acuerdos posteriores. Tiene ventajas y desventajas para ambos actores y, sería lo menos probable, porque sería aplazar el enfrentamiento.
- Suspender ambos eventos e iniciar un diálogo con acompañamiento internacional sobre la base de respetar el actual período presidencial de Maduro, restablecer la legalidad a la AN, liberar a los denominados presos políticos, acordar un calendario electoral (gobernadores y alcaldes), y suspender las protestas. De lograrse ese ambiente, la gran damnificada podría ser la Fiscal.
Ojalá la racionalidad, la cordura, la sindéresis y el buen juicio iluminen a ambas dirigencias para encontrar caminos de diálogo y convivencia. Esta semana es definitiva.