Con la firma de Diana Lucía Vidal Caicedo como Subsecretaria de Servicios de la Movilidad el pasado 18 de septiembre, a tan solo dos semanas de la fecha límite para presentar las propuestas para el que es el proyecto de semaforización más cuantioso en la historia reciente del continente, fue publicado en el portal oficial de contratación pública Secop la Adenda No 1 a la licitación pública SDM-LP-030-2017 con la que el Distrito pretende adquirir lo que ha denominado “SSI”, refiriéndose a un Sistema de Semáforos Inteligentes por un monto que supera los $214.000.000.000 (Doscientos catorce mil millones de pesos).
La adenda 1 al pliego de condiciones de esta publicitadísima licitación, con sus cuatro páginas, podría pasar como un acto de trámite típico en un proceso de esta envergadura si no significara, como en efecto lo hace, la caída del castillo de naipes que la Secretaría de Movilidad de Bogotá construyó a partir del embeleco incomprensible de retirar la totalidad de los equipos de control e iluminación instalados en las calles capitalinas, para instalar en cambio otros “más inteligentes” que ahorrarían hasta un 30% del tiempo que pasa un bogotano en los trancones ya tradicionales de nuestra ‘Atenas latinoamericana’.
Con una dramática redacción, en donde hay más textos tachados que modificados, la Subsecretaria Vidal anuncia que, con el propósito de “garantizar una selección más objetiva” se elimina del pliego de la licitación aquella perversa condición denunciada en este medio el pasado 8 de agosto, relativa a la compra obligatoria de todos y cada uno de los equipos Siemens instalados en Bogotá, producto del monopolio heredado décadas atrás, por aquella empresa que resultase ganadora de la jugosa licitación.
La operación retoma, como se planteó en el proyecto técnico que la Secretaría de Movilidad construyó con el apoyo de consultores extranjeros contratados igualmente por montos multimillonarios, fue eliminada del pliego de condiciones de una manera por demás apocalíptica. No obstante, al parecer de la Secretaría de Movilidad la retoma era una opción “habitual internacionalmente en el marco de proyectos de renovación tecnológica, además de que el material podría ser de interés para el contratista en otros contratos” . La pregunta que la adenda 1 respondió, como dicen sin querer queriendo, fue la elemental: ¿a cuál contratista le hubiera podido resultar de interés comprar productos Siemens producidos bajo tecnologías propietarias y protocolos de comunicación cerrados?
Facsímil de la Adenda No 1
La licitación 030 no solo fue ampliamente consultada por empresas interesadas, académicos y veedores ciudadanos. La Procuraduría General de la Nación, la Agencia Nacional de Seguridad Vial y la Veeduría Distrital presentaron observaciones al proyecto de pliego de condiciones publicado —todas incluidas en un archivo publicado en el SECOP—, las cuales en conjunto pueden leerse como fuertes críticas a las figuras utilizadas para soportar el proyecto, muchas inexplicables para este opinador ciudadano, como la de retirar de servicio la totalidad de equipamentos dispuestos en la ciudad cuando además existen todavía elementos nuevos en las bodegas de inventario de la Secretaría de Movilidad y entidades como el IDU tienen previstas cuantiosas compras para lo que queda de este año de ese mismo tipo y marca de controladores. Pronunciamientos muy serios y contundentes en materia de seguridad vial fueron manifestados igualmente, reclamando como una inversión de esta magnitud no muestra un beneficio claro y tangible en materia de prevención de la accidentalidad para un actor vial que produce más de medio millón de viajes diarios dentro de las vías que el sistema de semaforización regula en la ciudad como son los biciusuarios.
Las cartas están sobre la mesa. La adenda No 1 elimina el elemento sustancial de todo el proyecto Sistema de Semáforos Inteligentes como fue presentado: la retoma por parte del proveedor ganador de los equipos existentes en la ciudad, como parte de pago por aquellos nuevos que instalará en condiciones de “inteligencia”. Sin retoma, tasada en un valor cercano a los $14.000.000.000 (Catorce mil millones de pesos) según el anexo “retoma” publicado por la entidad, el presupuesto general de la licitación habría de cambiar si es que el Profesor Bocarejo insiste en retirar del servicio los equipos digitales y modernos que la ciudad ya posee. Cuando quiera que ya no hay retoma, podría pensarse que la Contraloría Distrital podría despertar del sueño que ha tenido en relación con este macro gasto y examinar si conviene a los intereses distritales comprar tecnología que resultará obsoleta en el corto plazo con la consecuente pérdida de valor patrimonial, o mejor aún audita los abultados recursos que los bogotanos han pagado año a año como tasa para semaforización a fin de dirigirlos a convertirse en fuente de pago para una concesión o como en otras ciudades del país, genera la obligación de modernizar la red de semáforos urbana a quien sea vaya a explotar el no despreciable negocio de las fotomultas capitalinas.
Como conclusión, el proyecto Sistema de Semáforos Inteligentes tal y como fue propuesto entre asesores y Secretaría de Movilidad ha desaparecido por cuenta de la adendo No 1 del pasado 18 de septiembre. Esperamos que la inteligencia que se busca para la gestión del tráfico en aras de ahorrarle tiempo a los bogotanos en los trancones, no se transforme en un afán desenfrenado de la administración para adjudicar contra viento y marea un sistema al cual, como lo demuestra la adenda N0 1, le faltan dos hervores.