El año cruzado Colombia-Francia resulta ser sin lugar a dudas el mejor escenario para mostrarle a los franceses y al mundo en materia cultural lo mejor que tenemos. Sin embargo, parece que a pesar de que la UNESCO nos ha reconocido varias expresiones culturales como patrimonio inmaterial de la humanidad para mostrar ante el mundo nuestra singularidad fruto de un largo y rico proceso de mestizaje, todavía queda por allá en algunas personas responsables de la cultura en Colombia quizás por provenir de familias de abolengo, que lo digno de mostrar nuestro es quizás lo que más se parezca a lo europeo, ya que provenimos de una cultura que nos enseñó a valorar lo de fuera y a sentir vergüenza por lo nuestro.
Por ejemplo, si usted se viste de muchos colores es demasiado alegre, le gusta bailar, cantar y escuchar música popular, le dicen que parece “negro”; si es demasiado callado, persistente, insistente con el suficiente valor para hacerse respetar y le gusta lo sencillo, entonces le dicen que parece “indio”, y qué vergüenza entonces parecer “negro” o “indio”, pues las únicas personas aceptadas en sociedad son aquellas que tienen comportamientos europeos; pero de aquel europeo de apariencia cortesana y linaje que comenzó el proceso de colonización y explotación en América y que fuera quien nos categorizara.
Debemos reconocer con orgullo que nuestro país es un producto multicultural, pluriétnico, resultado de un proceso de fusión de etnias y culturas, por tal razón, no somos puros ni en etnias ni en culturas. Hoy somos una construcción colectiva compleja y rica en relaciones, fruto de diversos grupos sociales correspondientes a diferentes momentos históricos, proceso que empezó con la llegada de los primeros conquistadores españoles que ya venían mezclados con los moros, por un proceso de invasión a España que duró casi ochocientos años.
En mi condición de colombiano residente en Francia que como académico y artista valora lo que nos identifica como un sello, veo con bastante preocupación que las personas del Ministerio de Cultura y de la Cancillería que asesoraron al Instituto francés para realizar la selección de lo que mostraría Colombia en este magno evento, no empezaron por donde deberían, o sea resaltando lo que nos ha sido reconocido por organismos nacionales e internacionales como patrimonio inmaterial de la humanidad. Vale destacar, la marimba y los cantos, del pacífico sur, el carnaval de Barranquilla, el carnaval de negros y blancos, el vallenato, la salsa, las macetas. Tristemente, estas expresiones brillan con gran resplandor por su ausencia en el viejo continente, habiendo preferido mostrar de lo que aquí hay por montones en materia de música, artes plásticas, fotografía, danza contemporánea, entre otros.
¿Será que consideraron que si mostraban esa Colombia nos iban a ver como “negros” o “indios” y seria una “vergüenza”? No pasó lo mismo en el 2005 en el año Brasil-Francia en donde esta nación mostró con orgullo en el país de la ciudad luz toda la magia, encanto y misterio a través de sus patrimonios culturales encantando a todos los asistentes. Curiosamente aunque este evento se enmarca dentro de las apuesta de vender a Colombia como un país en paz, el proceso comenzó siendo excluyente y lo vivimos igualmente en carne propia más de cien artistas de diferentes disciplinas residentes en París, que desde hace más de veinticinco años hemos venido siendo embajadores culturales, mostrando desde el arte una imagen amable y diferente de Colombia que se batía a duelo con la violenta que mostraban los medios de comunicación, al no haber sido invitados para participar de la programación aun estando registrados en las bases de datos del Consulado y Embajada.
Hago pues a través de este escrito un llamado a los entes culturales de Colombia, a los artistas y ciudadanía en general para saber si es que en materia cultural aun estamos pisando suelo de la Nueva Granada clasificando lo “culto” y lo “vulgar”. Cierro con este pensamiento de Blaise Pascal como una tarea urgente para hacer: “Si no actuamos como pensamos, vamos a terminar pensando como actuamos”.