Con el cese al fuego, pero sobre todo con la entrega de las armas los guerrilleros del Bloque Sur, jóvenes campesinos formados en el dominio de trochas y de ríos quedaron con la imaginación a merced de sus aventuras temerarias. A este entusiasmo de los primeros meses de un territorio sin violencia ni plomo ni bombardeos se le juntaron las ganas de generar ingresos y volver muchos de sus sueños realidad concreta.
Los ríos del sur que son como mares, estaban en el corazón de cualquier proyecto, fueron el material donde moldearon los sueños. Un puñado de guerrilleros, con el Paisa a la cabeza, en los alrededores de Miravalle, donde siempre había estado, se juntaron para pensar cómo cultivar utilizando el agua y la energía del río Pato. De allí surgió el proyecto del tornillo hidráulico que está resultando siendo un modelo de energía sustentable.
Pero después llegó lo divertido. La aventura con los ríos. En el Pato, uno de los más caudalosos de la zona, guerrilleros como Duberney Moreno burlaron la persecución del ejército en esa zona. El río era la barrera natural de la Teófilo Moreno, el frente donde militaba.
Nacido en Cartagena del Chairá, Caquetá, en medio de una guerra que no dejaba otra opción que la de vincularse en ella o desaparecer, tenía 16 años cuando Gonzalo, uno de sus grandes amigos, lo ayudó a vincularse en las Farc. No fue fácil, tenía que hacer un curso en la Escuela Militar de las Farc en pleno Caquetá. Tres meses de una exigencia física que él nunca había experimentado. Lo logró, pasó y de una vez lo mandaron a la Columna Móvil Teófilo Forero como experto en artillería.
Creada en 1993 para prestarle seguridad al secretariado, la Teófilo se fue transformando en el brazo más temible de las FARC capaces de ejecutar atentados como el del Club El Nogal de Bogotá y el bombazo en la posesión de Uribe. Su líder era el Paisa, y entre sus hombres de confianza estaba Duberney Moreno. Una vez la entrega de armas, el y tantos otros del Caquetá pusieron la vista en el espacio de reincorporación de Miravalle. Buscaban reunirse nuevamente al menos 98 guerrilleros alrededor de su líder en la guerra, pero también un lugar que había sido estratégicamente la retaguardia de las Farc que se convirtió en emblemático porque hay se formaron también Marulanda, Timochenko, el Mono Jojoy y Raúl Reyes.
Noches sin bombardeos y tiempo libre le dispararon la imaginación al Paisa. Fue a Florencia en carro y regresó con un amigo a mediados del 2016 en bote. Sin pensarlo desafió la bravura de El Pato en un Kayak. Les quedó gustando tanto navegar por esos diez kilómetros entre rocas tan grandes como huevos prehistóricos que repitieron al otro día. Sí, se podía hacer ecoturismo en ese lugar. De él fue la idea de crear Caguan Expeditions, uno de los proyectos productivos que impulsó el Paisa en esa zona en donde estaban a su cargo 92 excombatientes.
Tristemente no pudo disfrutar su proyecto porque desde abril del 2018, en medio de la zozobra por la detención de Santrich, El Paisa desapareció. Desde esa fecha lo único que se han sabido de él son rumores. Velásquez no alcanzó a ver como su idea se hacía realidad. El viernes 9 de noviembre del 2018 nueve excombatientes de la Teófilo Forero, entre los que se contaba Duberney, recibieron su certificado como guías de rafting. La vida les había cambiado por el camino más inesperado.
Fue tal la suerte de Duberney y sus compañeros que Rafael Gallo, el hombre que les dio los certificados, resultó ser un referente universal del rafting y del ecoturismo. Se entusiasmó con ellos y no dudó en abrirles la puerta para que tomaran un rumbo distinto: logró que fueran invitados al mundial que realizará en las ciudades de Brisbane y Tully en Australia en mayo del 2019. Y para redondear su racha de buena suerte, la JEP les otorgó el permiso de salida del país.
Quitándose los miedos Duberney, meticuloso, estudiaba al quebradizo y traicionero río Tully donde se desarrollaría el certamen. Después se tiraban al Pato con su equipo conformado por Frellin “Pato” Noreña, Hermides Linares, Edgar Portela y John Sebastián Rivas. Muchas veces pasaron ese río entre el fragor del combate de la guerra eterna que mantenían con el gobierno. Ahora solo practicaban un deporte del que eran expertos y ni siquiera sabía que existían.
El permiso de la JEP llegó el pasado viernes 4 de abril. Los acompañarán tres civiles: Lorena Leiva, Juan David Gáez Gamboa, Jimmy Charry con quienes vienen trabajando desde hace un año. Llevarán, además de la bandera de Colombia, la bandera de la paz.
Y el pasado 11 de mayo, Al menos 25 colombianos los esperaban con bombas, banderas y aplausos en el aeropuerto internacional de Brisbane en Australia. Tras una escala en Santiago de Chile y otras 19 horas de vuelos interoceanicos, el colectivo de Caguan Adventures llegó a representar a Colombia en el mundial de canotaje. Después de 2 años de estar ejerciendo el deporte en las adversas corrientes del Río Pato en el Caqueta, 5 excombatientes y otros 3 miembros del colectivo llegan a soñar con una medalla en el campeonato al que, por primera vez en la historia, un equipo colombiano participa.
Antes de su partida, directivos de Coldeportes hicieron entrega de la bandera colombiana para llevar el mensaje de paz hasta el otro lado del mundo.