Hermano, nada, nadaísmo total, “las atravesadas” no dicen ni mú. El ya famoso libro “Correspondencia” sigue CENSURADO. Tus 198 Cartas en el congelador, enfriadas a pesar de todo el fuego que vos ponías en cada Carta tuya. CENSURADO. Broder, vos siempre en problemas con la tal CENSURA.
CENSURA en el cine, en las revisas de hembritas desnudas, censura en el colegio a todo lo que tenía que ver con el sexo. Censura por todo lado, mano. Censura literaria –a libros ajenos y, ahora, a los tuyos–: censurado por dos de tus “herederas” que, como te escribí antes, poco o nada sabían de tus andares, poco sabían de vos.
Qué problemas tan verracos tuvimos desde pelados con la censura. Miacuerdo que se presentó la censura desde que jugábamos bolas en el andén, frente a la iglesia de Santa Mónica. Tronaban las campañas llamando a misa, tocaba dejar el juego, dar paso a los fieles. “La misa es cosa seria” te dijo una beata, y vos te le cagaste de la risa en la cara, y comenzaste a burlarte de toda la gente que entraba a la iglesia. Eclesialmente parlando, tuviste líos con la CENSURA desde pelado: fuiste precozmente censurado por el Tribunal Inquisitivo del Berchmans y San Luis: ambos centros de formación te honraron con la excomunión, perdón, con la expulsión no más.
Vuelvo al cine, loco. Te tocó falsificar la Tarjeta de Identidad con el fin de pretender entrar a Mayores de 18. ¿Vos tiacordás la tal T. de I.? Era color cafécaca, oscura y carrasposa, como de papel secante. Tenía dos caras, incluyendo la foto de uno con la carátula más inocente ¿güevona? que se lograba poner. También traía unos muy importantes datos y, sobre todo, la fatídica fecha de nacimiento.
¡El malparido 1951! Porque el 5 no se podía cambiar ni por el verraco por 4, para haber nacido en el 1941, y luego cambiar el 1 por 7 y ganar así cuatro años, “Piso fácil” diría Pedro Navajas matón desquina… Enúltimas, te quedó bien jodido falsificar tu fecha de nacimiento y eso que vos eras pilo pa’l dibujo.
Como siete u ocho Tarjetas de Identidad sacaste, para rasparle con una Gillette la fecha y cambiarla a 1947. De todas las Tarjetas de Identidad que adulteraste, la última que hiciste pasó con éxito la dura prueba en los cines prestigiosos de El Calima, en el Aristi, en el Cid y creo que también en el Colón. Para lograrlo, hicimos vaca y compramos un estilógrafo Parker 51, pluma No. 7 y tinta azul Norma. Y hartos secantes.
Nos diste clases de cómo volvernos jóvenes delincuentes, maravillosos actores y falsificadores para vencer la censura encabezada por los pobres porteros pagados por los representantes de la Santa Madre Iglesia. Eso fue en el Berchmans, en Tercero ”A” o “B”, no importa. Gracias a vos, pudimos descubrir que el cine era mejor que estudiar, y que en el cine, tarde o temprano veríamos senos de verdad, sin censura, y, de pronto, todo lo demás.
Troesma, tu profecía se cumplió con el glorioso arribo de Max Pecas, tal como lo dejaste escrito en “Ojo al Cine”, en el artículo “Aberraciones para conciencias tranquilas”. ¡Qué putería, mano! Habar de aberraciones cuando hasta esa palabra estaba prohibida.
Es que hasta peligrosa era la censura en ese tiempo, por lo de los cacorros, sobre todo en el Isaacs, en el Colombia y en el Ayacucho. ¡Ah!, y en el tenebroso “Tarro”, creo que se llamaba “El Caribe”, al nororiente del meCenterio Central.
Nos veían entran y, a pesar de estar a oscuras, nos caían como gallinazos a la voz de carne fresca. ¿Será que nos olían, nos percibían, detectaban nuestros temores? Bacán que ya sabíamos de la movida, y nunca entrábamos menos de cinco. Si no juntábamos los fai, no entrábamos a esas ollas ni por el putas, porque nos daba miedo la ronda cacorrera buscando nuestros favores. ¡Pobres cacorros! Tan censurados como nosotros. Los mataban como si fueran moscas. La gente de Cali me cuenta que ahora los siguen matando igualitico, mano.
Censuradas eran las recién llegadas revistas Playboy en la Nacional, metidas en una bolsa transparente y cerrada con cinta pegante. Pero ya se veía, en las carátulas, la calidad de hembras que iban adentro de las Playboy. Esas revistas eran bien finas, caras y a color.
Vos no estabas tan loco cuando escribiste “La censura se libera”. La estoy releyendo en “Ojo al Cine”, del Poncho y Sandro. Ahí decís textualmente: “La represión en el cine (…) produce grandes cantidades de dinero”. No, loco, vos no estabas loco. ¡Vos lo que sos es un man muy peligroso! 40 años después, 50 si contás desde cuando comenzaste a escribir, y todavía te tienen miedo las señoras Caicedo, mano.
De manera que, según vos, la censura obedece a fines comerciales. Diacuerdo en lo del cine en ese tiempo; pero no en tu caso, éste de tu “Correspondencia”. Aquí y ahora “Las atravesadas” no obedecen a fines comerciales. La onda es MORAL, ¿Me entiendes, Méndez, o te explico, Federico?
Vos, a ojos de tus sisters mayores herederas, sós un INMORAL. Pienso que ellas tienen intereses morales. Te están censurando por INMORAL. ¡Ay Dios, te jodiste, te vas a condenar, mompería querido! Como si te importara un bledo.
Cuatro décadas después de irte a dormir para siempre, la Justicia Familiar ha fallado en tu contra: consideran y decretan que tus Cartas deben seguir aguantando frío, bien lejos de las buenas conciencias, bien distantes de los ojos de los herederos de nuestros excompañeros del Colegio San Juan Berchmans.
Censura. Censura, mucha censura. CENSURA es la palabra del momento pa’vos.
Censura radical, te digo. Nadie puede entender el por qué. Algunos dicen que es porque vos escribías cartas muy inmorales. ¿Qué tal? Yo miacuerdo de tus carta de más de 15 o 20 páginas hablando de puro cine, loquito escritor.
Más bien diría yo, malpensado que soy, que en vez de inmoral te estás volviendo inmortal. Las letras que salieron de tu maquinita de escribir, de inmoral no tienen nada. Cuentos, crónicas, obras de teatro, novelas, tus Cartas y otras cositas más que aún están guardadas en el baúl. Buena literatura, hermano, eso fue lo que vos escribiste, letras de las buenas.
Son esas sagradas escrituras –que ahora parecen darles piquiña y rasquiña a tus dos sisters mayores– las te mantendrán vivo por siempre, en la memoria de unos pocos amigos y en la mente de mucha gente que te ha leído y te va a leer.
Viejoman, “Correspondencia” debe ser publicado a como dé lugar por Fondo de Cultura Económica porque esas Cartas nos importan muchísimo. Tu camello epistolar redondea y da contexto al resto de tus escritos. Por eso es clave que te pongás las pilas antes de que suene la campana de la Iglesia y quedés noquiado, sin poder seguir jugando bolas. Acordate que hay que andar mosca por donde sea.
Te mantendré al tanto, hremano. Por ahora calma, pues en este caso tenemos razón. Con vos no se puede jugar al escondite, mejor la libertad. Tus Cartas deben publicarse íntegras, sin expurgar, sin cambiar una sola coma. Tranquilo, hermano, que como vos decías, “… el camino es goterero”.
Mi abrazo, viejoAndrés. Hacés mucha falta.