Desde el año 2019, el colectivo colombiano irregular aporta más de 100.000 personas. Esta situación agravada coloca desde ya a nuestro colectivo como uno de los más grandes en riesgo de exclusión social en España.
Caída de las remesas hacia Colombia
Afirma Ricardo Botero, activista social y director de +57 Conexión Colombia de Canadá, que el envío de remesas de esta comunidad ha bajado en un 5,2% en referencia al mismo periodo del año pasado, en comparativa. Un renglón tan importante para la economía colombiana que llegó a crecer al 14% anual en los últimos 5 años.
Pero esto está solo visto como el impacto económico de las remesas que tendrá la crisis de la pandemia del COVID-19 en Colombia. El impacto social y humano está aún por verse ante un colectivo migrante que aporta no solo económicamente sino también a la cultura, la ciencia, la tecnología a su país, pero poco recibe en mejoras de su calidad de vida.
Los datos que se extrapolan a la comunidad colombiana en España
Según un reporte de televisión española, datos de Intermón Oxfam determinan que una de cada tres personas en España en riesgo de pobreza extrema será inmigrante. Es decir, el 33% de la población, estará en alto riesgo de exclusión social, incluyendo personas en estado irregular.
Según el mismo informe, “en 2020 la tasa de desempleo entre las personas migrantes llegará al 27,7 %, diez puntos por encima de la de la población española. El dato contrasta con la misma tasa en 2018, que se situaba seis puntos por encima entre las personas migrantes que para el resto de la población".
Es decir, aparte de definir que la migración es la que más aporta, es la que más carga con problemas sociales de desempleo, irregularidad, irregularidad por condición de origen sobrevenida y desempleo entre muchas otras.
La comunidad colombiana en España
La situación del colectivo colombianos en España se refleja en las situaciones más dantescas que se puedan imaginar. Personas que han llegado en los últimos 5 años se enfrentan a las realidades y dificultades de la convivencia diaria, como el no tener dinero para pagar el alquiler, la comida y sus necesidades básicas mínimas. Si bien es cierto que hay ONG aportando mercados, ropa, entre otras cosas, además de una que otra ayuda estatal, el colombiano en situación irregular está "pasándola muy mal" en España en estos momentos.
No hay trabajos en lo que aquí llaman “en negro”, es decir fuera de la bancarización y control fiscal. El colectivo de adultos mayores, donde había una gran cantidad de migrantes trabajando, ha sido el más afectado en muertes por el virus y la construcción, principal área de trabajo de un inmigrante en estado irregular va a media marcha, casi que paralizada.
La desesperanza frente a las realidades
La desesperanza llega y con ella las ganas de volver a Colombia al no tener oportunidades reales de trabajo en sectores de la economía española. Según investigación cuantitativa mediante encuesta realizada por Cáritas Española y el Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones de la Universidad P. Comillas, esto es en resumen a lo que se enfrenta hoy en día una persona de origen migrado, entre ellos el más grande hoy en día, el colectivo colombiano:
1. Edad media de 36 años, mujer en su mayoría, con estancia de 13 años y estudios universitarios.
2. 75% desempeña ocupaciones precarias y sigue atascado en ellas después de 15 años de migración.
3. Ingresos medios de 926€, un 38% menos que el nivel medio de un nacional español y una tasa de exclusión social del doble.
4. Las mujeres sufren la peor segregación y doble discriminación por género y condición de origen.
5. La migración tiene una tasa de actividad muy alta (72% frente al 57% de la población española), y pese a ser una población más vulnerable, es la que menos recursos del estado utiliza.
6. Solo el 4.3% recibe prestaciones sociales, cuando representa el 12% de la población.
Ver: Un arraigo sobre el alambre la integración social de la población de origen inmigrante en España, La población inmigrante en España es joven, con estudios universitarios y los peores salarios, y El 23% de la población inmigrante tiene estudios universitarios.
¿Cómo responderá el Estado colombiano ante estas realidades?
Hemos visto con cierta inconsistencia la realización de audiencias públicas frente al nuevo proyecto de ley integral migratoria que se debate en el Senado. El pasado 26 de octubre fue aprobado con 82 votos a favor en segundo debate el proyecto de ley 036/2019, política integral migratoria.
Una iniciativa con un bonito nombre, que según la senadora Claudia Castellanos (Cambio Radical) es “un paso más a la migración ordenada”. Desafortunadamente, no ha tenido en cuenta a la población migrante colombiana, aquella que ha sido expulsada en los últimos 22 años, sus necesidades, sus realidades actuales, sus aportes. Se enmarca en la migración venezolana como un hecho único y descarta a la migración propia como sujeto político de derecho, esa nación colombiana que reside en el exterior y que es principal aportante a la economía, la cultura y al desarrollo mismo del país.
No esperamos mucho del actual gobierno ni su bancada oficialista, que solo ha dejado entrever como un gran hecho la celebración de un Día del Migrante Colombiano que nadie había pedido. Unas actividades que no representan a la mayoría del colectivo y sí ahondan la crisis de representación que venimos sufriendo desde la última legislatura del gobierno Santos.
Hoy día, en especial en España, la situación de supervivencia ha sido la fortaleza del colombiano ante la dificultad. Sacar oro de las piedras y tener cada día más ganas y resiliencia para aguantar los embates de una pandemia que nos deja a todos en una crisis económica social y personal altamente resentida. Seguimos aguantando, lo haremos hasta donde nos sea humanamente posible.
