El proceso económico encierra varios momentos. Como se sabe, la producción es el primer paso, en el cual a partir de la naturaleza y mediante la técnica, la mano de obra y las empresas se hace posible los productos que desde el momento de elaboración pasan a un segundo momento, que es la comercialización. El Estado no interviene en qué se produce o si bien lo hace veta aquellos productos que se salen de la legalidad, por ejemplo, el polvo de los snifers.
Otro segmento es la distribución, que hace posible a los consumidores adquirir los bienes y servicios a cambio del precio que fija el mercado. En esto vale considerar si se satisface a la población porque la pobreza traza los límites del consumo. Y, se considera que el consumo, que es el disfrute de los bienes y servicios en el cual están presentes la oferta y la demanda. Y al final desaparece el producto. Sin embargo, hay que decir que en el consumo no todo se extingue, pues hay los desperdicios, los desechos… las basuras.
Se dice que “la basura es todo elemento que está considerado como un desecho al cual hay que eliminar”. En realidad, la basura no se elimina y además tiene un problema, pues a diferencia de lo que se consume, la basura no tiene valor económico, por consiguiente, no le interesa a los empresarios. Y, en la vida cotidiana, en las calles se encuentran todo género de objetos que son considerados como basura.
A su vez, las bolsas o los objetos en los que se depositan los escombros son abiertos bien por los miserables o bien por los perros. Y se sabe que la empresa encargada de la basura si bien las recoge, las deposita en los sectores pobres de la ciudad. En Popayán hasta hace un tiempo en Lomas de Granada y en el presente en los Picachos, vereda a la que le prometieron internet para la escuela, servicio de salud, pavimentación. En los últimos días, ante el cierre del basurero, por parte de los vecinos afectados, la administración municipal prometió periquitos de oro. Ahora bien, los basureros no se ubican en los sectores pudientes de la ciudad.
Es bastante llamativo el discurso de la sustentabilidad, de la responsabilidad social y hasta la economía circular que plantea una relación distinta con la naturaleza, pero tal propuesta no se concreta en estos lares. Se habla del medioambiente, de la relación armónica con la naturaleza, incluso se afirma que el humano es producto de la naturaleza, pero sorprende como no se funda la industria que permita el paso de las basuras a objetos de vida útil.
Y una pregunta de cajón: ¿Si a la empresa privada no le interesan las basuras porque no son negocio, es la res pública la que debe asumir el asunto? En otros países, de la basura se produce gas domiciliario y, hay un proceso mediante el cual de los residuos se producen objetos consumibles.