Quienes conocen a Rodolfo Correa poco se extrañan de sus comentarios sobre la pobreza como un estado mental y la lógica elemental de que el pobre es “pobre porque quiere”. El flamante profesor (así le gusta que le digan) lleva años planteando esa tesis y no dudo que haya logrado convencer a muchas personas de lo que para él es una verdad incuestionable.
De hecho, el actual secretario de Agricultura de Antioquia se puede presentar a sí mismo como un clásico ejemplo de superación personal, ya que en pocos años pasó de ser un modesto profesor de la Universidad Autónoma Latinoamericana a dirigir una prestante y reconocida firma de abogados, asesorar campañas (aunque con poco éxito), ocupar altos cargos en la administración pública y contar con negocios en varios sectores. Si alguien duda de la pobreza como un estado mental, él le podrá hablar de su trayectoria personal. Para Correa todo es una cuestión mental porque para él ser grande es una decisión e inclusive así tituló uno de los tantos libros que ha publicado.
Más allá de las opiniones personales de Correa, que le he escuchado y no comparto, se encuentra la posición que actualmente tiene como principal responsable de la política de desarrollo rural y agropecuario de Antioquia. Por lo que lo retaría a presentar su propuesta sobre la pobreza en una comunidad campesina que se ha visto estructuralmente afectada por la persistencia del conflicto, el abandono estatal y la desigualdad, que en Antioquia es enorme.
Además, podría visitar muchas de esas comunidades, especialmente las de la subregión del Bajo Cauca Antioqueño, y usar alguna como laboratorio para poner a prueba sus teorías sobre la pobreza. Y, bueno, tal vez podría ser de utilidad un cambio de “mentalidad” en las miles de familias campesinas que dependen del cultivo de la hoja de coca para subsistir y a quienes el gobierno les ha incumplido sistemáticamente desde que se acogieron al programa voluntario de sustitución. Una charla del profesor Correa sobre cómo acabar con la mentalidad de la pobreza seguro será muy benéfica...
Cabe anotar que quienes ingenuamente creían que la política electoral no era un juego de libretos no esperaban la llegada de Rodolfo Correa a la Secretaría de Agricultura. En las pasadas elecciones, él se graduó como el candidato de la extrema derecha antioqueña, más uribista que el mismo Uribe. Así mismo, desde las redes sociales, los debates televisados y los foros académicos atacó sin piedad a Aníbal Gaviria, quien ahora es su jefe y quien según él, fuera de ser un ungido del poder bogotano, estaba empeñado en restarle apoyos al interior de su partido (ASI).
Tal vez por esas y otras razones muchos se sorprendieron cuando fue nombrado en la Secretaria de Agricultura. Es que fue el único de los candidatos perdedores que entró directo al gabinete. Acá vale agregar que, sin lugar a dudas, su discurso de extrema derecha le restó una votación natural a Andrés Guerra, por lo que Aníbal le favorecía que siguiera en la carrera y no se sumara a Guerra como ya había hecho con Alfredo Ramos en Medellín. Al final, Correa terminó sacando 74.085 votos y Aníbal le ganó a Guerra por cerca de 170.000 votos.
En fin, aunque no cuestiono la formación académica o trayectoria personal del secretario, sí me resulta preocupante que en su rol como principal garante del agro en Antioquia (con altísimos niveles de una pobreza que no es mental sino multidimensional, un Gini que evidencia una alarmante desigualdad y concentración de la propiedad rural ante el asedio de grupos armados), su visión personal sobre la pobreza termine siendo la orientadora al momento de tomar decisiones con fuerte impacto público. Una cosa es que sustente su tesis con sus amigos del club social y otra que eso nuble la agenda de una secretaría que debe plantear propuestas estructurales que no solo mejoren la calidad de vida de miles de familias campesina sino que permitan que se articulen a los circuitos productivos locales.
Hay que prestarle más atención a la mentalidad de sus decisiones que a sus opiniones en Twitter. Por el momento, le sostengo el reto al secretario de que vaya y le exponga a una familia vulnerable del Bajo Cauca su particular visión de la pobreza. ¿Se le mide?