“Yo quiero que las culturas de todo el mundo soplen sobre mi casa tan libremente como sea posible. Pero me niego a ser barrido por ninguna de ellas” (Mahatma Gandhi).
He leído, con especial interés, la propuesta formulada al gobernador del Cauca, doctor Elías Larrahondo Carabalí, y los honorables diputados de la Asamblea del Cauca en dirección a crear la Secretaría de Cultura, Patrimonio y Turismo del Cauca.
La formulación, hecha por el pedagogo y Maestro Marco Antonio Valencia Calle, nos conduce a pensar en el origen pluriétnico de nuestra región, simplificada en una aproximación que pudiéramos catalogar, en su nacimiento, como indígenas o aborígenes, africanos y blancos.
Proceso que devino históricamente en un interrumpido mestizaje, desde donde se gestó lo que somos y nos hace entender la pluriculturalidad de nuestra orgullosa asimetría racial.
Heterogeneidad cultural que en el Cauca nos habla de yanaconas, ingas, kokonucos, totoroes, paeces, guambianos, eperaras, siapidaras y negros, que conservan sus tradiciones y le otorgan a la "cosmovisión" de ser caucanos una identidad que nos fortalece en el concierto nacional.
No es hora de hablar de los sojuzgamientos e históricas desigualdades, pero sí son tiempos de reivindicar la diversidad literaria, artesanal, escultórica, lingüística, gastronómica, vestidos, música, licores, religiones y hasta arquitectura, toda una estética que le otorga al departamento singular importancia nacional en los niveles del turismo social e internacional.
Los hechos evidencias que nuestra cultura es pluricultural, sin que aparezcan desgarramientos que nos impidan entendernos como región, patria y nación, tal como ocurre en otras latitudes donde las características culturales diferentes han creado formas independentistas que hemos observado en España, con el País Vasco, y Canadá, con Quebec, para citar dos ejemplos.
Tiempos para potenciar los valores culturales, convivir respetando y alternando con los otros, trabajando al mismo tiempo para eliminar aquello que nos avasalla, asumiendo lo que somos, sin dejar de soñar.
Los ciudadanos en una sociedad pluralista y de un mundo multicultural deben ser capaces de admitir que su situación e interpretación de los problemas se desprenden de su propia vida, de sus códigos éticos, de la historia de su sociedad y de sus tradiciones culturales y que, por consiguiente, no hay un solo grupo que tenga unívoca respuesta a los problemas de la paz, la amistad y la fraternidad entre los individuos, grupos y pueblos.
La iniciativa es una forma de decirle al Estado, la nación y el exterior lo que somos y tenemos, salir del espacio de Popayán como único atractivo seductor que mostrar, democratizar el conocimiento, asegurando la igualdad inmaterial, el intercambio comunicativo, el manejo de la información para potenciar el manejo cultural, que fortalecería nuestra economía en todos los niveles.
La protección de la diversidad cultural amenazada tiene fundamentos protectores en la declaración de la Unesco sobre diversidad cultural y la Convención para la protección de la diversidad cultural, normatividad que vigoriza la propuesta fundamentada en la cultura de la convivencia.
La Secretaría fortalecería lo realizado y con la coordinación, la planificación, desarrollo, seguimiento y valoración integraría toda una cultura de paz, que haga de la noviolencia, una continuación en la tarea de resolver pacíficamente nuestros conflictos y, de la multiculturalidad, un proyecto social que oriente y configure culturalmente la región que somos.
Salam aleikum.