Hace unos días, un amigo compartió en Facebook una especie de comunicado firmado por Timoleón Jiménez, más conocido en el mundo artístico, como ‘Timochenko’, publicado en la página de las FARC. El comunicado se llama “Seamos Serios, Santos”. Cuánta verdad se refleja en ese escrito, pero a la par, cuánto cinismo y descaro.
Es cierto que las FARC en su momento fueron víctimas y no surgieron porque sí, o porque les pareció divertido formar un grupo al margen de la ley, sino que surgieron porque la desigualdad y el asesinato sistemático de dirigentes y miembros de la oposición, rebozó la copa de varios colombianos que tuvieron que combatir desde las armas ya que desde las ideas no se pudo. Bien lo dice Jiménez en el comunicado: «esta guerra no se hubiera producido jamás si el crimen y la persecución no se hubieran ensañado sistemáticamente contra personajes de la oposición al régimen oligárquico». Pero esas FARC de hace más de 50 años, se han ido desdibujando, convirtiéndose en una piedra en el zapato del país, que no representa la izquierda pensante de este país, que dejó ir las ideas revolucionarias por el caño.
Ahora, en el comunicado dice ‘Timochenko' que Santos está obsesionado con «rendir la insurgencia, obligarla al desarme, la entrega y la desmovilización». Pues no, eso no lo quiere Santos, eso lo queremos la gran mayoría de los colombianos. Queremos que se salgan del monte y empiecen a hacer política sin armas, como Petro o Navarro, o ‘Pepe’ Mujica, si del extranjero vamos a hablar. Es ahora o quién sabe cuándo. El país está cambiando, y los estamos esperando. Difícilmente los van a matar si se desarman, eso que lo digan si estuviéramos en los 80 o los 90. Ya contamos con una extrema derecha.
Es menester rescatar de ese comunicado el momento en el que se cita a Santos: «nada de lo que ocurriera en los campos de batalla tendría por qué afectar el curso de las conversaciones», y sí, Santos incumplió, pero muchos vimos con buena cara esa decisión de suspender diálogos. Es que eso que se pactó no significó que las FARC pudieran hacer y deshacer en Colombia: asesinar indígenas, bombardear islas, secuestrar generales, sin pretender que ni Santos ni Colombia reaccionasen al respecto repudiando esos actos cobardes y criminales solamente porque lo que pasaría acá no afectaría la mesa. Todo tiene unos límites. Las FARC deben de ser coherentes. Si están en diálogos, deberían actuar como si estuvieran en tal situación, no en la más sangrienta y despiadada guerra de hace unos 8 años. No queda de más recordar que en algún momento muchos reprochamos la incoherencia de Santos cuando invitaba a cambiar balas por votos, al mismo tiempo que firmaba la destitución de Petro, quien cambió balas por votos. Y si de incoherencia y de traiciones hablan las FARC, ¿acaso no fue traición el decir que ya no iban a secuestrar pero lo siguen haciendo bajo eufemismos rebuscados? Seamos serios, ‘Timochenko’.
Cuando en alguna conversación de pasillo entra en juego el Proceso de paz, muchos defendemos la Mesa porque guardamos esperanzas, justificando cierta parte del accionar de las FARC, pero cuando asesinan indígenas, bombardean porque sí, secuestran indiscriminadamente, aun estando en negociaciones y después de haber prometido que no lo harían, uno qué hace ahí. Muchos defendemos el proceso de paz, pero las FARC tampoco ayudan mucho, y el Gobierno tampoco es que haga lo propio.
Seamos serios, Timochenko. Sean contundentes en sus gestos de paz. No basta con liberar a un General, a los soldados y demás personas. No es correcto seguir en el juego de secuestrar y liberar. Liberen a todos los secuestrados, se debe de dejar de reclutar niños, dejar de extorsionar. Abran ustedes las puertas a la nueva Colombia, que solo se construirá con esos miles de colombianos que están en las filas de las FARC, de lo contrario, podemos seguir en la guerra que tanto desea Alvaro Uribe y la extrema derecha ¿le vamos a dar gusto a Uribe y compañía?
@TiiagoMolina