Según las palabras de Oliverio Lame Camayo, Consejero Mayor del CRIC, han convocado a un consejo de ministros para evaluar 1.365 acuerdos que el Gobierno Nacional ha firmado e incumplido durante los últimos 26 años, es decir, que se van a evaluar los acuerdos firmados por el Gobierno Nacional en cabeza de los expresidentes César Gaviria, Ernesto Samper Pizano, Andrés Pastrana Arango, Álvaro Uribe Vélez y el actual mandatario Juan Manuel Santos.
De no darse el espacio con los ministros y con el propio presidente de la República Juan Manuel Santos, la acción siguiente para ejercer presión sería realizar el taponamiento de la vía panamericana a la altura del municipio de Piendamó, con ello; perjudicando la libre circulación terrestre entre la ciudad de Popayán y departamento del Valle del Cauca.
Ante tal situación, y ante el casi imposible objetivo de lograr materializar esos “históricos” acuerdos en favor de la población indígena, es casi seguro que las vías de hecho se darán.
Por esta razón y tratando de mantener una opinión lo más equilibrada posible, creo que vale la pena interrogarse: ¿Cambiará algo la movilización de 2017?, ¿qué pasará en el corto, mediano y largo plazo con el acuerdo que resulte entre el Gobierno y los pueblos indígenas, fruto de esta movilización?, ¿se convertirá en otro acuerdo firmado que tampoco se cumplirá?, ¿cuál será la estrategia para garantizar el cumplimiento y materialización del nuevo acuerdo? En fin, surgen estos y otros tantos interrogantes.
Estas preguntas porque a miles de ciudadanos así como nos preocupa la situación de los pueblos indígenas, también nos preocupa el costo que para el resto de ciudadanos implica un bloqueo en las vías de tránsito. Me refiero al “resto de ciudadanos” como los campesinos que llevan sus productos a las plazas de mercado de Popayán, como los comerciantes informales que día a día compran mercancía en Cali para revenderla en el Cauca, como los conductores y ayudantes de bus que viven del transporte diario y con ello llevan la alimentación a sus hijos o como los pacientes que ven en riesgo su salud, en primer lugar por el sistema, en segundo lugar por percibir atrasos en sus citas médicas y en tercer lugar por la falta de insumos médicos debido a la dificultad para transportarlos por causa de los bloqueos. Estas personas que hacen parte del “resto de ciudadanos” también tienen derechos y por eso no compartimos que, en el afán de garantizar los derechos de una población, se dé la vulneración de los derechos de otra.
Hago claridad de que estas preocupaciones no implican que quien escribe este texto —como ya me lo manifestaron en varios espacios— sea de derecha al servicio de la “oligarquía”, que rechace el derecho la protesta social y que desconozca las luchas históricas de los pueblos indígenas y los logros que la movilización ciudadana ha tenido en Colombia, desde luego que no; lo que sí implica es la invitación a un diálogo ciudadano entre organización indígena y el “resto de ciudadanos” que se ven afectados cuando se dan vías de hecho como el cierre de carreteras, es una invitación a escuchar desde el respeto y concertar medidas que mitiguen las posibles afectaciones, y por qué no, tal vez a que se diseñen estrategias conjuntas para sacar adelante problemas estructurales que tienen al departamento sumido en la pobreza.
El Cauca, compromiso de todos
En el Cauca habitan indígenas, afrodescendientes y blanco mestizos, todos responsables de una u otra manera de la situación que vive el departamento, ocupando los primeros puestos en desempleo, con porcentajes de cerca del 14%, cifra que está por encima de la media nacional; con más del 50% de la población con las necesidades básicas insatisfechas, con una pobreza monetaria de más 50%, con una pobreza extrema del 24%, con altos niveles de desnutrición, con infraestructuras viales deplorables, sin cobertura total de los servicios públicos y con bajos niveles de escolarización. Esa, es parte de la cruda realidad del Cauca, que tanto indígenas, como afrodescendientes y blanco mestizos han permitido, la cruda realidad social, política y económica del Cauca, que no se resuelve a punta de machete, caucheras y gases lacrimógenos, sino proponiendo, construyendo, haciendo juntos y reconociendo como lo plantea el himno del Cauca que somos:
“Blancos, indios y negros
una sola ilusión
Hijos de la misma tierra
Frutos de la misma flor”
Es el momento ya, de empezar a escribir la página de la esperanza para el departamento…
“Cauca, Cauca
Nos une un pasado
un propósito y una intención
Voluntad de encontrar un camino
compartido hacia un mundo mejor”.