El presidente Iván Duque ha cumplido dos años de nefasto gobierno, en el que demostró que no tiene concepto de Estado y que solo es un servidor público del uribismo. No ha podido hacer nada bueno por el país; por el contrario, lo destruyó. Lo que mejor hace es seguir las órdenes de Álvaro Uribe; incluso si tiene que pasar por encima de la justicia para defenderlo.
La coyuntura actual ha traído consigo muchos problemas para el país: desempleo, inflación y el mayor problema sanitario que ha enfrentado el país. Duque, el candidato del que nadie esperaba nada; nada está haciendo. Su gobierno está hundido en la crítica que ha sabido aprovechar la oposición para hacerlo ver como lo que es, un tinterillo sin experiencia para gobernar, el que llegó al cargo más importante del país de la mano de un desprestigiado expresidente en decadencia. El único talento que se le ha conocido es el de ser un buen presentador de televisión, en un programa que protagoniza junto a sus jóvenes e ineptos ministros (yuppies más ignorantes que él). El presidente sorprendió a todos, nadie esperaba que llegara a tener ese pésimo rendimiento, la burla de todos.
Este gobierno ha sido sin duda lo peor que le ha pasado a Colombia; incluso por encima de la pandemia. Estamos viendo el estallido de las políticas neoliberales impulsadas por la ultraderecha criminal, medidas que solo enriquecieron y siguen enriqueciendo a la misma oligarquía mafiosa que controla el Estado. El Centro Democrático está lleno de políticos que son investigados por los delitos más graves, el partido más dañino que ha tenido nuestra supuesta democracia
El país está cansado de los partidos de ultraderecha que nos convirtieron en un narcoestado que exporta la mayoría de la droga del mundo, una vergüenza a nivel internacional. Los colombianos ya entendimos que la única solución es la movilización social intensa, pronto se llenarán las calles de gente movida por la ira de aguantar tantos meses encerrada y sin el más mínimo apoyo del Estado que solo se preocupa por salvar las empresas que financian las campañas de su malévolo Centro Democrático. Esta protesta será algo nunca visto en la historia de la nación, las personas no abandonarán las calles hasta que se les escuche. La fuerza pública no podrá controlar esta furia incontrolable que va a pedir la cabeza de Duque. Con la orden de detención a su máximo representante, este movimiento no quedará más que en un mal recuerdo para la democracia del país.