Siempre quiso tener un zoológico y un millón de dólares antes de tener treinta años. Eso se lo dijo a sus amigos una vez, que si no tenía un millón de dólares antes de los treinta años se pegaría un tiro en la cabeza. Después de pasar contrabando a Ecuador en llantas de un Renault 4, Pablo Escobar decidió dar el salto e inundar de cocaína a los Estados Unidos. Con su plata hizo lo que quiso. Uno de sus lujos más extravagantes fue tener un zoológico propio.El lugar que encontró fueron las fértiles tierras del Magdalena Medio, 3.000 hectáreas que compró a precios exorbitantes a hacendados locales y ahí cimentó su posesión más preciada, ese pequeño Edén llamado Hacienda Nápoles.
Tenía sus métodos para amaestrar a los animales y acomodarlos al nuevo ecosistema. A los pájaros los ponía a juro en un árbol, para enseñarlos cuando tenían que guardarse dependiendo de la hora de la tarde. A los hipopótamos, como al resto de animales, los trajo en parejas, como si fuera la propia Arca de Noé. No querían animales salvajes. No le gustaban los tigres y sí las cebras. Para animales feroces le bastaba él y sus muchachos. Sin embargo Pablo Escobar no sabía que los hipopótamos eran los animales que más mataban hombres en África. Se multiplicaron. Cuando cayó en un techo de un barrio en Medellín el 2 de diciembre de 1993, ya los hipopótamos se contaban en una decena. Treinta años después los hipopótamos se han desbordado, ya se cuentan por 130 se han convertido en una plaga que amenaza no sólo a los campesinos del Tolima y Caldas sino al mismo ecosistema. Se supone que en los próximos cinco años si no se pone en cintura el problema podrían multiplicarse en 400. Durante años se ha pensado cómo resolver el problema, incluso se habló de promover la caza de los animales de manera controlada.
Ahora parecen haber encontrado una solución. Según lo dijo la gerente de Protección y Bienestar Familiar de la secretaría de Ambiente de Antioquia, están a punto de concretar un éxodo sin precedentes, es que piensan trasladar cerca de 70 hipopótamos a lugares tan disímiles como India y México. Lo particular es que una docena de ellos iría al pueblo de donde es Chapo Guzmán y su hijo, Ovidio. Es que en la sindicatura de Jesús María, en Sinaloa, está el santuario Ostokl, uno de los zoológicos más grandes de México. La idea para hacer este traslado es capturar a los ejemplares más jóvenes, los que pesen menos, ya que uno de estos animales en edad adulta pueden llegar a pesar 3.200 kilos. La idea es ir trasladando a México grupos de diez de los hipopótamos más jóvenes en aviones. El resto de los ejemplares irán a la India.
En Colombia quedarían otros setenta y el gran reto del ministerio de ambiente es saber cómo focalizar y controlar a esta manada que ya mató a un campesino en Caldas en el 2020.