Los pensamientos negativos nos invaden, sentimos mariposas en el estómago (y éstas no son de amor), se nos enfrían las manos y nuestras respuestas se nublan perdidas entre sí, al no saber ¿qué va a pasar cuando el COVID-19 pase?, pensamos si… ¿volverá todo a la normalidad con facilidad?, ¿el negocio o trabajo será como antes?, en caso de perder mi trabajo o emprendimiento ¿surgiré nuevamente?, ¿quebraré?, ¿el sistema financiero me dará la espalda?, ¿podré volver a empezar?, ¿conseguiré empleo nuevamente?… Preguntas importantes que hoy no tienen respuestas claras, con infinidad de finales; unos buenos y otros no tanto, por ello sentir miedo y zozobra es permitido, somos seres humanos, sintientes, con capacidad de raciocinio y libertad de pensamiento, por ello SE VALE SENTIR.
Escribo estas palabras de aliento con emotividad, para aquellos emprendedores y trabajadores que piensan en el futuro de su emprendimiento o trabajo en época de pandemia y post-pandemia, la reactivación económica va de manera gradual; muchas empresas quizá vayan a cerrar, otras en cambio podrán aprovechar este momento de pandemia para crecer, creando posiblemente nuevas plazas de trabajo; esa sinergia sin duda es la volatilidad propia de la economía, ya que todas las tesis de recuperación económica son válidas, pero a la vez ninguna es correcta, no hay una verdad revelada a la fecha sobre la forma de realizar la reactivación económica, ningún experto económico o político a nivel mundial sabe estrictamente que sucederá después de que todo pase.
Como humanidad estamos viviendo un escenario mundial sin precedentes, por primera vez en la historia republicana de Colombia y de muchas naciones se ha declarado un confinamiento general obligatorio, lo que ha llevado a muchos negocios y empresas a cerrar sus puertas al público aproximadamente por 2 meses, por otro lado hay empresas que han estado trabajando a media marcha, lo que hace que los efectos económicos hagan presencia en las empresas y microempresas, pasando su factura de cobro y en ella llevándose puestos de trabajo, negocios y emprendimientos que no contaban con el músculo financiero para solventar esta crisis sin precedentes.
Sin duda esta pandemia a todos nos afectará, todos tendremos algún conocido, amigo cercano, amigo de un amigo, familiar, o hasta podremos ser nosotros mismos los que vivamos en carne propia los estragos económicos del COVID-19, estragos que vendrán con depresiones, llanto y desespero, conjunto de sensaciones que no podrán arrebatar nunca la esperanza y la constancia de conseguir nuestras metas, justo en ese momento de vulnerabilidad es donde nosotros debemos reinventarnos como personas, donde debemos volver a empezar y ello implica un desprendimiento del pasado, olvidar donde estaba y que tenía antes que todo esto pasara; tenemos la obligación con nosotros mismos de volver a innovar, volver a soñar, volver a empezar creyendo en las capacidades personales e intelectuales que una vez nos llevaron a la cúspide del éxito.
Después de esta crisis y adversidad, nuestros negocios o trabajos cambiarán, y con ello debemos ser personas adaptables al cambio – según los pronósticos de los expertos el tiempo estimado para el desarrollo de una vacuna que combata los nuevos efectos en nuestra salud del COVID-19 (SARS-CoV-2), tardará entre 12 y 18 meses – entendiendo así que esta anormalidad será nuestra normalidad por un determinado espacio de tiempo; siendo esta la entrada para que no dejemos a un lado nuestra obligación de reinventarnos día a día, de surgir y salir adelante.
La invitación es para que todos durante esta crisis tengamos presente que: se vale soñar, se vale ser optimista, se vale luchar por los sueños, se vale caer mil veces y levantarse mil y una vez, se vale creer en sí mismo y se vale sentir; bien reza el adagio popular “Nunca la noche es más oscura, que justo antes del amanecer”.
¡VIVE, QUE SE VALE SENTIR!