El compositor colombo-venezolano Pastor López nació en Barquisimeto en 1944, pero no fue sino hasta cuando vino a Colombia, a interpretar cumbia de esta tierra, que se enamoró de todo lo que tiene la patria del Sagrado Corazón. Luego, ganaría reconocimiento internacionalmente por sus canciones que relataban situaciones de la vida cotidiana, siempre caracterizadas por el sonido de las trompetas que han acompañado y acompañarán a las familias en todos los diciembres.
Pastor López no se encasillaría en un solo género. Su estilo tropical destacaría la cumbia, el paseo vallenato, el paseíto y el porro, entre muchos otros. Y sus letras, que parecen destacar la existencia constante de un realismo mágico en tierras del sur, hacen ahora parte de la cultura y están inmortalizadas en las mentes de miles de colombianos.
Importancia histórica tanto para jóvenes como para viejos es lo que ha dejado el legado de El Indio, apodo que llevaba con orgullo porque nunca ocultó sus raíces. Disfrutó en Colombia, Venezuela, Ecuador, Chile e incluso Argentina. Viajó y vivió la vida enseñándoles a las personas que la música popular encierra los recuerdos de la tierra en donde se nace y sirve como un espejo que refleja en las generaciones del presente, los amores, amarguras y felicidades del pasado.
Pastor López nos deja y ahora lloran nuestros corazones. Dejó la cumbia y su carta final enseñó que la vida hay que vivirla golpe a golpe, que hay que amar a todas las mujercitas bellas, que hay veces en las que solo se tiene un cigarro en la vida y en las que hay que decirle al amor que tiene que regresar dejando a tiempo, en las brisas del valle, su legado. El Indio Pastor ahora es el ausente por quien hay que brindar.