Hoy vemos con enorme decepción que un puñado de colombianos le dio la espalda a lo que por años añoramos todos: que en Colombia se pudiera avanzar por el camino de la democracia y que las ideas políticas no fueran estigmatizadas para azuzar a muchos que confunden las posiciones de izquierda con las de aquellos que hacen de la lucha armada una forma de vida donde priman sus propios intereses y no los de la población. Los que profesamos la lucha política por encima de la armada sabemos por todos nuestros mártires que en la actual coyuntura ese no es el camino correcto.
En consecuencia, instamos a todos aquellos que ven románticamente que hayan unos colombianos que se levanten en armas para intentar cambiar el estado de cosas a que tengan en cuenta que esta actitud retrasa los verdaderos cambios que Colombia necesita, perjudicando a aquellos que luchan desde las trincheras sociales por hacer que el Estado revise y cambie todas sus políticas de opresión y pauperización de las clases menos favorecidas, por la inclusión de los TLC, por la implementación a rajatabla de las EPS, por el abandono a nuestros campesinos, por la lenta pero segura ruina del empresariado nacional, etc.
Hemos esperado más de cincuenta años a que ellos entendieran que habían tomado un camino equivocado, pero los hechos recientes nos dicen que no lo hicieron y su propósito es demorar mucho más el cambio real que solo mediante la aplicación de una verdadera democracia podemos lograr. No podemos permitir que aquellos que hicieron de la guerra su forma de lograr réditos políticos impongan su forma de gobernar porque su negocio es ese. Todo a costa de los menos favorecidos, quienes son los que sufrirán las consecuencias. Esta actitud causa daños a la soberanía, el trabajo, la producción y la democracia.
La verdadera opción es la lucha política y la resistencia civil. Por ende, la educación política de nuestros conciudadanos debe ser premisa para avanzar. Solo así lograremos generar que todos nosotros entendamos la necesidad de un cambio de aquellos que han malgobernado a nuestra patria por más de doscientos años. Cuando los más avezados logren llegar al grueso de nuestra población explicando y formando haremos que el mismo pueblo sea el que tome la iniciativa y no unos pocos que quieren imponer sus ideales por medio de las armas.
Hacemos un llamado fraternal a estos que se equivocan grandemente a que analicen y retomen el camino que la hora impone y depongan su actitud para así lograr que avancemos realmente en los cambios por los que luchamos.