La Corporación Granada Siempre Nuestra (GSN), del municipio de Granada, Antioquia, que ha sido líder en el cambio de actitud de los jóvenes granadinos en cuanto a la conciencia hacia la educación superior, el pasado 18 de mayo realizó en sus instalaciones la reunión de junta directiva ordinaria con la participación, entre otros, de Rubiela Zuluaga Salazar, quien después de doce años de labores celebró su última reunión en calidad de directora, pues entrega su cargo a Yudy Paola Duque Giraldo.
En la mesa de reuniones, a mi derecha, Uriel Buriticá con su posición casi siempre invariable, dejando sobresalir su mentón y muy atento. Sigue, así sucesivamente, enumerándolos por mi derecha: Emilio Duque, con una mano casi alzada, listo a pedir la palabra, o a hablar sin pedirla para opinar sobre todos los asuntos que se discuten. Horacio Zuluaga, un convencido, sabe a qué se sienta en esa silla. Jesús María Gómez, que a su cara, la que tengo muy presente desde nuestra escuela, la adornan unas arrugas que acompañan su sabiduría. Marina Gómez, con la belleza de siempre desde esa juventud que algún día tuvo. Jaqueline Hincapié, quien detrás de sus gafas, pero mucho más al fondo, siempre guarda las palabras adecuadas para llamarme la atención cuando me lo merezco. Bertha Nelly Hoyos, de ella tengo presente sus primeras intervenciones y con eso deduje que había recogido a la perfección el apostolado de don Arnoldo, su padre, y muy posiblemente la religiosidad de su progenitora. Rubiela Zuluaga, a quien conocí joven y bella y le sigue haciendo honor a estos dos adjetivos, pero que con el tiempo, con lo que más me identifico de ella, es con lo que le ha hecho ganar “enemigos” gratuitos: sus principios que no lo sacrifica ni lo negocia por nada del mundo. Yudy Giraldo, de ella sé muy poco, pero sus informes como revisora fiscal la describen perfectamente. Mónica Leandra García, con el manejo del inglés y el francés, a su corta edad, que me imagino que la cédula lleva poco de expedida, me deja perplejo. Marilin Cañola, la suavidad y ternura al hablar, con esas palabras que saca a relucir todo lo que ha aprendido en esta entidad, nos demuestra que todo se puede. Y por último, la nueva directora: ella mira fijamente a la que le está entregando el cargo, pues se debe de imaginar que es de ella de quien debe de estar atenta para seguir aprendiendo en este oficio.
Estas tres últimas jovencitas pasaron por todo el proceso dentro de la corporación. Todos ellos, junto con mi asistencia, después de una pequeña charla informal: la juventud que ya nos acompaña en la junta, las arrugas de los integrantes con más antigüedad, las novias de los viudos…, el presidente le puso orden al recinto y dio inicio oficial a la reunión.
Enumerar programas que la corporación ha desarrollado como el de Aprendices, en el que participan estudiantes de grados décimo y once; o de Prometeo, para niños y jóvenes en vulnerabilidad y que solo sumando todos estos alumnos, han pasado por la institución más de 300; y ni qué decir de los padres de ellos que muchos se han capacitado a la par de sus hijos; no es suficiente. Pero de esas cifras ya se ha hablado. Es más, los medios de comunicación también las han difundido. Lo más importante es indagar, ¿qué hay de intangible en estos procesos dentro de la corporación con la dirección de Rubiela Zuluaga como conductora y responsable, que ha transformado la mente, el espíritu y los sueños de los jóvenes en querer seguir estudiando después de terminar el grado once? Pues según un estudio que GSN. realizó en el año 2009, dio como resultado que el 88% de los que terminaran el bachillerato, no querían seguir adelantando estudios superiores. Y siete años después, una nueva encuesta arrojó que ya el 40.7% de estos muchachos, ingresan a la universidad.
Todo se ha logrado paso a paso. Y Rubiela lo define así: “La confianza es un valor. La confianza no se decreta, la confianza se evidencia en el transcurrir del tiempo. Y cuando el tiempo pasa, y lo que se dijo que se iba a hacer, se hace, ahí es cuando la palabra confianza adquiere el sentido real; porque aún, sin ellos querer estudiar, empezamos el proceso con los jóvenes de grados décimo y once. Y estos nos decían: No, es que qué susto, es que mire, es que no soy capaz, es que para qué, es que es mucho tiempo, es que eso es para ricos o para inteligentes, es que no puedo… Todas esas barreras que encontramos, las trabajamos reuniéndonos con los padres de familia diciéndoles todo lo que podía pasar, hablando mucho con los jóvenes.
La confianza llegó a tal punto, que en un taller que hicieron la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) y la Corporación Región, con madres de familia, que se llevó a cabo porque los mismos estudiantes dijeron: hablen con nuestras mamás, que ellas tienen mucho para decir, en la evaluación final unas madres dijeron: ‘casi que en Granada Siempre Nuestra creyeron más en nuestros hijos que nosotras mismas’. Y los profesionales de la UPB y de Región nos decían: ¿A ustedes no les daba susto meterse con todo eso?” Pero la corporación, en cabeza de Rubiela, decidió jugársela, apostarle a cosas grandes.
“Vivimos en el mundo que somos capaz de imaginar”. Esta frase la leyó Rubiela en un muro de Medellín.
“Es que me acuerdo hasta el tipo de letra de ese grafiti, la vi en un muro de la Avenida Oriental —comenta Rubiela—. Eso me resonó, me taladró el cerebro, me pareció tan cierta. Y dije: esto hay que compartirlo. Hay que replicarlo. Y se la llevé a los estudiantes en la corporación y les dije: Leamos el territorio, pero soñemos el territorio. Y todos nos apropiamos de ese eslogan”.
Ya, Rubiela cree que es tiempo de darle el paso a personas y a cosas nuevas. Y como le gusta arriesgarse, le dijo a su joven sucesora: “Yudy, juéguesela, de la junta yo sé que tiene todo el respaldo; la comunidad la distingue y además usted cuenta con todo el recurso interno y el conocimiento”.
Y la directora saliente, para hacerle honor a lo que GSN le ha apostado, se va a ir a estudiar, a perfeccionar un segundo idioma, porque igual que sus estudiantes, ella también quiere seguir volando por lo alto.
Y tan alto le ha apostado Rubiela y GSN a la juventud granadina, que le está entregando el cargo a una niña que vivió todo el proceso dentro de la organización. Y digo niña porque a pesar de los nueve años que lleva dentro de la organización, es una jovencita que inició apenas a los quince. Y esto se dio “por casualidad” como dice Yudy Paola: “Es que el día que fueron y tocaron a la casa en busca de mi hermanita a hacerle la visita domiciliaria y la entrevista para ingresar al programa, ella no se encontraba, entonces me entrevistaron fue a mí”.
Cuenta ella, que cuando la llamaron para informarle que quedaba seleccionada, “ahí mismo salí corriendo a la calle a un teléfono público que había en la cuadra y llamé a mi mamá y le dije: ¡Mami, mami, voy a ser parte de Granada Siempre Nuestra! Y creo que para ella en ese hospital ̶ porque estaba recluida enferma por quebrantos de salud ̶ , fue un inmenso alivio esa noticia”. Y agrega Yudy: “Yo sí tenía sustico para entrar porque había escuchado que en el proceso de Aprendices, eso era duro. Pero también unas niñas muy juiciosas me dijeron: Sí, hay reglas, pero no son nada del otro mundo. Hay que cumplirlas y si uno se propone, las cosas se vuelven muy fáciles”.
Yudy Paola terminó sus estudios universitarios gracias a una beca en la UPB, pues esta universidad junto con Eafit, la Universidad Católica de Oriente y la Autónoma Latinoamericana; así como la Flota Granada, Creafam, Coogranada y empresarios granadinos; son entidades aliadas que han creído en la corporación. Pues esa “confianza”, a la que Rubiela se refiere, ha trascendido fronteras, no solo a lo nacional, sino también internacionalmente. Y lo demuestran las visitas a nuestra institución de muchas partes del mundo que vienen a conocer la experiencia con estos jóvenes. Y se preguntan: ¡Cómo lo hacen! Y Rubiela les dice: solo miren, esto se hace desde lo sencillo: creer en nosotros. Y estos visitantes no dudan en invitarnos a sus universidades de España, EE. UU., México, y se abren opciones de apoyo y convenios. Sé que lentamente estaremos recogiendo frutos de estas propuestas.
Y así como Yudy Paola, que le está recibiendo a Rubiela, o las otras dos niñas compañeras en la junta directiva y las que vengan, les pido que nos irrespeten estas arrugas de los que llevamos varios años y nos digan, un permisito que aquí venimos nosotras (os) a ponerle las energías, a lo que ya ha venido por el camino correcto, a inyectarle nuevas ideas y cambios necesarios y todo lo que la sangre fresca trae a las organizaciones.
Al término de la última junta como directora y luego de esta entrevista, Rubiela, después del abrazo y el beso en la mejilla, me despidió con la siguiente frase: “La educación es una de las precondiciones para el desarrollo. Hay que nutrir el territorio con esperanza y la educación es fuente de esperanza. Y no se le olvide: vivimos en el mundo que somos capaces de imaginar”.