Mi nombre es Cristián David Córdoba, tengo 18 años, vivo en el municipio de Quibdó, Chocó. Soy conferencista.
Cuando pienso en lo que me motivó a desarrollar este trabajo vienen a mi memoria recuerdos de la niñez, especialmente de cuando entre compañeros jugábamos a preguntar "¿qué quieres ser de grande?". Yo me puse hacer un análisis y es triste darse cuenta cómo muchos de mis compañeros de infancia ven estos sueños difíciles de alcanzar debido a las condiciones que se presentan en nuestro territorio, especialmente la falta de oportunidades, algunos porque no les alcanzó la vida y otros porque creyeron que la delincuencia es el único factor o herramienta para salir adelante.
Yo aprendí que cuando uno crece debe aprender a ser útil en algo en esta vida, por esa razón desde mis 16 años he venido llegando a diferentes instituciones de mi departamento enseñándole a los jóvenes a no rendirse aquí, un lugar como el Chocó en donde por todo hay que luchar.
Gracias a nuestro trabajo hemos logrado incidir en la vida de jóvenes mostrando que a pesar de que somos excluidos, somos de vital importancia al momento de pensar en un futuro. Es tiempo de iniciar a construir una historia hoy, no mañana ahora.
Actualmente trabajo en una campaña que se llama "Inicia hoy y no te detengas más, ni hoy, ni nunca". En esta buscamos llegar a 40 instituciones de nuestro territorio enseñando a crear proyectos de vida, cómo llevarlos a cabo y mostrar que todos son capaces de construir su historia a pesar de no ser apoyados.
Hemos llegado la alcaldía, secretaria de educación y gobernación buscando apoyo pero por ser jóvenes no hemos tenido la oportunidad de ser apoyados. Hacer nuestro trabajo no es fácil, ya que hemos tocado diferentes puertas y hasta ahora no hemos tenido la oportunidad de mostrar hasta dónde somos capaces de llegar, pero sabemos que no hay que rendirse, ni hoy, ni nunca.
Jóvenes, ustedes son fuertes, se los digo yo, Cristian, porque por nada han llegado hasta aquí para quedarse tirados. Si se caen, levántense, por favor. Es que no puedo verlos así, diciendo que no valen nada y que se darán por vencidos porque creen que nadie cree ustedes. El problema no es cuando les dicen que no podrán alcanzar sus sueños, el problema es creer que no podrán llegar a ellos. Juntos vamos a la batalla a correr la carrera y aquí no importa si llegan sin brazos, sin fuerzas y sin piernas. Lo importante es no detenerse para cumplir metas.
Si algún día ustedes necesitan mi apoyo, aquí estaré para dárselos, pero por favor nunca vuelvan a decir que no valen nada y que se darán por vencidos. Si quieren llorar, lloren, pero cuando les digan que no podrán alcanzar sus sueños, limpien esas lágrimas y con hechos enséñenles cómo se hace el trabajo.