No existe más que un interminable presente en el cual el Estado lleva siempre la razón, un estado que es más primitivo que hace cincuenta años, un gobierno que vive con un opio en el ojo que no le permite ver la realidad del país, y por eso, es incapaz de responder oportunamente a las necesidades de un pueblo colombiano que clama justicia, trabajo, educación, políticas serias para el agro, oportunidades para los jóvenes y un sin número de necesidades que quedan insatisfechas. Los gobernantes parece que viven con una venda en los ojos que nos les permite ver el escenario de dolor y necesidad, en el cual los ciudadanos se desenvuelven a diario.
Quién puede dormir bien sabiendo que las situaciones de sufrimiento se transforman en una fría estadística, sin que el estado se interese realmente por encontrar una solución definitiva, y seamos claros en que el Estado es adicto a encontrar soluciones pasajeras, que sirven mientras termina su periodo de turno, pero después todo se cae, se derrumba, se viene al piso, sin que nadie sienta como suya la catástrofe, dejando a un pueblo maltratado que no soporta más engaños de la clase dirigente. La frase favorita del estado es “los problemas del futuro, el futuro los resolverá”, por eso se lavan las manos con soluciones efímeras que no satisfacen la demanda.
La vida es un vaivén de circunstancias, pero en Colombia la vida es una lucha de cada momento contra el hambre, el frío, la violencia, la desolación, el sufrimiento, pues en Colombia los ciudadanos de a pie, de los que a diario salen a trabajar, no tienen sus necesidades básicas satisfechas, y por ende, son esclavos de la democracia, ¡sí de la democracia! Por confiar en un gobierno que el pueblo mismo elige, pero que parece olvidar una vez está en el poder, por quién fue elegido y a quienes se debe su labor.
No se puede dormir bien sabiendo que una gran cantidad de ciudadanos tienen hambre, se encuentran sin hogar y no tienen trabajo. Tampoco se puede dormir bien sabiendo que mueren niños de hambre todos los días, cuando bastaría con un huevo y un vaso de leche diarios para que no estuvieran enfermos, pero ni eso es capaz de garantizar el estado, un huevo y un vaso de leche, ni eso, es el colmo. Un país condenado a su propio mutilamiento, un país incapaz de despertar, para decir basta a esta época de degradación, un país incapaz de decir basta a los malos gobiernos, un país incapaz de salir de su adormecimiento y zona de confort para preocuparse por el otro. Colombia es un país donde suceden los crímenes más atroces, pero aun así, su pueblo permanece en silencio, una especie de teatro en cine mudo.
Es hora de que unamos nuestras voces para decir ¡basta!, es tiempo de despertar de la condena y somnolencia en la que vivimos, para que las futuras generaciones no tengan que seguir padeciendo las políticas de un gobierno retrogrado, todos queremos un mejor país para las futuras generaciones es hora de construirlo, de pararnos de la silla y salir a defender lo que por derecho nos corresponde, es hora de hacer parte del cambio.
¡De morir tenemos que morir, muramos luchando defendiendo un ideal noble!
