Hace 24 horas lo único que le interesaba al país era el accidente de Lamía del martes pasado. Los noticieros dedicaban buena parte de su emisión a cubrir los pormenores del Chapecoense y la solidaridad de la gente de Medellín. Hoy la manoseada de Esperanza Gómez en Yopal cambió la brújula del país. En Google es el nombre más buscado. Los pacatos se rasgan las vestiduras ante la meretriz que se gana la vida siendo tocada por hombres sucios de Yopal. A ver señores, Esperanza Gómez no es la madre Laura, es, nada más y nada menos, que una actriz para gente adulta.
Qué bueno que Colombia tenga una actriz de estas de talla internacional. Nos hacía falta. Italia sentía tanto orgullo cada vez que la Cicciollina salía en uno de sus videos haciéndolo con un caballo que, a principios de los años ochenta la nombró diputada. Nosotros hemos soportado muchas tragedias. Esperanza y sus videos suplen esa falta de contacto físico, de amor, que nos permite seguir viviendo. Es una labor que tiene que "seguir haciendo".
La culpa no es de nuestra Starlet XXX sino de nosotros, los que consumimos información. En menos de dos meses estas han sido las tendencias de los colombianos al final de este convulsionado año:
1. Triunfo del No
2. Triunfo De Trump
3. Muerte de Fidel
4. Tragedia Chapecoense
5. Manoseo de Esperanza Gómez
Es así, Facebook nos ha convertido en carroñeros: nos encantan las malas noticias las desgracias ajenas o las chabacanerías. Esperanza es chabacana en un país conservador, uribista y ultracatólico, es chabacana porque disfruta de los placeres mundanos, de darlos, de sentirlo, de filmarse. Por eso creo que hay que aplaudirla. Ella sabe lo que hace, ahora está tan contenta que está promocionando el mismo show ahora en Cartagena. Que buena doble moral la de los colombianos.