Desde el contexto histórico, nuestro país, solo ha sufrido un cambio en el sistema electoral desde la Constitución del 91. De ahí hacia tras todo ha sido una manguala política, que no ha tenido en cuenta al pueblo sino para que salga a votar el día de los comicios.
De ahí en adelante los gobernantes han hecho con el poder otorgado por el pueblo lo que han querido. Además, han reprimido, silenciado, empobrecido y después de electos resulta que el pueblo les debe pleitesía.
Esa concepción del poder en Colombia es extraña, y no en vano se da en un pueblo que ha sido por dos siglos tratado como el peón de los intereses de unos cuantos.
Ahora que se avecinan las nuevas elecciones del 2018, muchos son los llamados y solo uno el elegido, no por ser el mejor, y más preparado, el idóneo y el que representa las ideas o el pensamiento de un pueblo, sino el poder de la maquinaria y la corruptela política para llegar al poder a como dé lugar. En ese sentido, los avales electorales se abren como caja de Pandora. No se investiga a los postulados, si están habilitados o no para ejercer la función pública, muestra de ello es el movimiento Cambio Radical que tiene el mayor número de inhabilitados actuales y pese a eso siguen haciendo campaña para apoyar a su gran líder Vargas Lleras.
Entonces surge la pregunta: ¿quiénes son los que auspician la corrupción del sistema electoral en nuestro país?, ¿los partidos políticos, quienes dan los avales, o quienes los inscriben para que aparezcan en el tarjetón?
El sistema electoral en nuestro país depende de los intereses del gobierno de turno, no es independiente y lo ha demostrado dando avales a políticos corruptos de vieja data. Pero el pueblo como no tiene memoria, vuelve y vota por los mismos señores que los tienen en la miseria.
Sin contar con los miles de muertos que votan en el país, o los municipios que de la noche a la mañana duplican su población para votar. Esos vicios ya parecen casi que culturales en algunos departamentos de la costa norte.
Ahora nos preparamos para las nuevas votaciones y elegir presidente. Hay una docena de aspirantes que se van quedando en el camino, que solo aspiran a tener puestos burocráticos para mantenerse en el poder, no importa de qué color raza o partido sea.