Se nos fue “el de las encuestas”, el maestro de maestros de la investigación de mercados y opinión pública de Colombia, se nos fue Napoleón Franco. Pero a mi también se me fue mi papá.
Esta semana hemos podido recordar a Napoleón Franco pionero. Mi intención al escribir estas letras es la de sumar la parte humana de Napo desde mi punto de vista de hijo.
El primer recuerdo que tengo solo con mi papa (y no en familia), fue en un viaje a Barranquilla. Fue un viaje de trabajo donde yo tenia muy claro mi rol de asistente en unas sesiones de grupo y una presentación a un cliente. Yo tenia solo cinco años, pero ese fue el momento en el que me contagie de la pasión de mi papa por hacer preguntas para entender la gente; su pasión por la psicología del consumidor y la investigación de mercados.
A los 11 años aprendí acerca del riesgo que viene con el tratar de predecir el comportamiento de las personas. Las elecciones presidenciales de 1990 fueron la primera vez que Napoleón Franco y Cia hacia encuestas electorales. Unas elecciones complejas después de los asesinatos de Carlos Pizarro y Luis Carlos Galán, donde los dos principales candidatos eran Rodrigo Lloreda y Cesar Gaviria. Los resultados de las encuestas daban como ganador a Cesar Gaviria, y aunque hoy todos sabemos que ese fue el resultado, lo que yo recuerdo son las largas noches de mi papa y su equipo leyendo tablas y analizando resultados regionales y demográficos, asegurándose que sus predicciones no tuvieran errores. Lo que probablemente pocos recuerdan, es que tras muchas criticas de los resultados pre-electorales, para demostrar la veracidad y exactitud de sus encuestas, mi papa tomo los resultados de la ultima encuesta antes de las elecciones, los puso en un sobre cerrado y los notarizó, dando instrucción de que el sobre solo fuera abierto y los resultados publicados después de las elecciones. ¡Que cojones! Lo que casi nadie sabe, es que después de haber notarizado los resultados, mi papa me sentó y me dijo: “hijo, si nos equivocamos en los resultados, nos va a tocar irnos a vivir a Ecuador, porque en Colombia nadie más nos va a volver a dar trabajito.” ¡Mi papá era un maestro en su oficio, un analista del comportamiento como pocos, pero era humano!
Mi papá fue también un visionario, y entendió muy temprano que la globalización iba a cambiar como las compañías tomaban decisiones, y la estandarización a nivel regional y global iba a cambiar el mercado. Fue ahí donde decidió empezar a escuchar ofertas de empresas globales para hacer convenios. Tras muchas reuniones, finalmente decidió irse por Ipsos… no solo por la conexión “Franca,” sino porque tras reunirse con ellos él supo que “iban a ser buenos socios.” Mi papá, mas que nada sabía entender la gente, y el hecho que a pesar de no haber estado presente en los últimos 5 años, que su oficina, la oficina del Dr. Franco, maestro de maestros, todavía haga parte de las oficinas de Ipsos Colombia, validan que no se equivocó. Ipsos, Francamente, gracias por… el respeto a su legado!
Pero la vida se encarga de enseñarnos, a veces como más nos duele. Es así como a Napo, al siempre elocuente Napoleón Franco, le dio una rara demencia que le afectó los centros del lenguaje. Una demencia progresiva e irreversible que poco le impactó su personalidad o su memoria, pero que lentamente le robó a Napoleón Franco sus palabras y eventualmente su voz. La vida es dura, pero no malévola; aunque le robó su voz, por lo menos no le robó su escucha, él no podía hablar, pero nos podía oír y nos podía sentir y sobre todo, sé que nos podía analizar.
Más o menos hace cinco años él dejó de ser el papá que yo conocí, y el Napoleón Franco al que ustedes probablemente recuerdan. Y sabiendo que él ya no era él, decidió alejarse. Es esa la razón por la que por los últimos 5 años, Napo estuvo ausente. Es mejor así, para que el recuerdo colectivo de quien fue sea el del verdadero Napo!
Estos últimos años, su familia y amigos muy cercanos nos encargamos de cuidar a Napo, sobre todo su esposa Nubia que estuvo con él todos los días. Una situación ajena, ya que fue él el que siempre nos cuidó a nosotros. Donde nuestro propósito era tratar de interpretar de la manera más básica al que por 40 años nos interpretó a los colombianos en las formas más complejas.
Su partida hoy es muy dura, pero yo, el resto de mi familia, y sus amigos más cercanos, llevamos extrañando al verdadero Napo varios años.
Ahora, eso no significaba que iba a dejar de enseñarnos. En los últimos dos años, a través de mi hermana Adriana, mi papá se dedicó a enseñarnos cómo es que él quería que fuera su partida. En paz consigo y con todos a su alrededor. Mi hermana lo cargó espiritualmente y nos ayudó a estar todos en paz. Es ella la razón por la que mi papá se fue tranquilo y sonriente!
Hasta hace pocos días, estábamos tan preparados como era posible para la partida de mi papá. De que él no sufriera y más bien se liberará, para volver a tener su voz y ser su verdadero él. Para lo que no estábamos preparados era para todas las expresiones de admiración y cariño para con el.
Francamente, yo pensé que casi todos se habían olvidado de mi papá. Que, al haber estado sin voz y ausente por tantos años, Napo se iba a ir calladamente. Yo había empezado a reevaluar la importancia de que él hubiera invertido tanto de sí en su ser laboral. Había pensado que al final, solo los más cercanos íbamos a estar con él. Pero no podía estar más equivocado… Napo no había sido olvidado, solo estaba ausente. Para su familia, tras el fallecimiento del Napo enfermo, mediante los mensajes, reportajes y artículos, empezó a emerger el verdadero Napo. Para muchos de nosotros, fue lindo recordar, pero el impacto va mucho más allá. Mi hermana Joanna, quien es 14 años menor que yo, me dijo ayer, que está viendo hoy un Napo que ella no recordaba. El Napo público, influyente, apreciado e importante. Claro que lo es, y ahora ella lo sabe.
Pero en quien pienso más, es en mi hermano Martín. Yo tuve el beneficio y el honor de conocer a mi papá como casi nadie, de ver por muchos años a Napoleón Franco el encuestador, a Napo el hermano, el tío y amigo, y a mi papá.
Martín no va a poder disfrutar y aprender de su papá en vivo, pero gracias a ustedes, gracias a todas las expresiones de admiración y cariño que han tenido, va a poder ver el impacto que tuvo su papá. No solo en el mundo de la investigación de mercados sino en el país.
Francamente, gracias por…. ¡Todas sus demostraciones de admiración y cariño!
Para despedirnos, tendremos una ceremonia el día Miércoles, 7 de Abril a la 1pm (hora de Bogotá) transmitida virtualmente aquí: https://zappi.zoom.us/j/92060532359?pwd=VmpWVlVzdGEwRmVuUURhNVVVTVhYdz09
Contraseña Zoom: Franco
Tras la ceremonia sus cenizas serán esparcidas en el mar de su nativa Cartagena. ¡Tal y como él lo quiso!
Como decía mi papá: ¡Buen viento y buena mar!