Mientras la espuma baja, se disipa, después de la noticia que tantos colombianos lamentaron se confirmara, la firma de James Rodríguez con el Al Rayyan, las cosas empiezan a tener distancia y se pueden ver en toda su magnitud. Hay incluso quienes dicen que esta es una estrategia del jugador colombiano para regresar al fútbol de élite. Es retroceder un paso para ganar dos. Su contrato por 8 meses deja entrever que lo que quiere el crack es minutos para convencer a Rueda y, porque no, también a los cataríes que son dueños en Europa como el PSG, ¿Por qué no soñar con que James cierre su carrera con Messi?
Pero además, serán ocho meses espectaculares en un país muy pequeño, mas pequeño incluso que Uruguay, que tiene estadios tan espectaculares como el Ahamed Bin Ali de 40 mil espectadores en donde jugará el colombiano con su equipo. James vivirá en Doha, la espectacular capital que tiene, entre otras extravagancias, algo que usará mucho como La perla de Catar, una isla artificial, 4 millones de metros cuadrados poblados por 50 mil personas, que está llena de rascacielos y de mega centros comerciales atestados de las más exclusivas marcas de ropa.
A los rascacielos estarán las mascotas, es común que, entre otras extravagancias, se vean a magnates sacando a las calles animales imperiales como tigres, leopardos, leones y hasta elefantes. El oro abunda y se lo encontrará hasta en dispensadores de agua públicos.
Además está su sueldo, 4 mil millones de dólares al mes. Lo peor que podría pasarle a James es que se vuelva aún más rico. Así que nada de nervios, de pronto, si su gemelo responde y no se lesione, puede que James vuelva a subir al cielo en una escalera de oro.