¿Se le dañó la fiesta a la Universidad Distrital?

¿Se le dañó la fiesta a la Universidad Distrital?

La comunidad universitaria logró la creación de la Asamblea Universitaria; sin embargo, no existen verdaderas garantías de participación de los estudiantes

Por: Julian Baez Vega-Exrepresentante estudiantil ante el Consejo Superior Universitario
febrero 20, 2020
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¿Se le dañó la fiesta a la Universidad Distrital?
Foto: Universidad Distrital Francisco José de Caldas

La Universidad Distrital, el pasado 31 de enero, alcanzó una de las victorias más grandes para el movimiento estudiantil, la aprobación de la asamblea universitaria, máximo órgano de participación, mediante el cual la comunidad universitaria incide en la elaboración de las políticas y planes institucionales de mediano y largo plazo; y en la reforma o modificación de los estatutos de la universidad. Logro que solo fue posible gracias a la persistencia, rebeldía, organización y movilización del movimiento universitario que por generaciones luchó por mayor incidencia y democracia en su alma mater. El anterior logro busca materializar la universidad de nuestros sueños, con cero corrupción y clientelismo, pero sobre todo una universidad crítica, popular, al servicio de los territorios y para la vida digna.

El pasado 14 de febrero, el rector de la Universidad Distrital, Ricardo García Duarte, convocó por medio de las resoluciones 037, 038, 039 y 040 a elecciones de los 100 asambleístas que trabajarían, como primera tarea la consolidación final del proyecto de estatuto general de la universidad, que tiene como principal insumo el proyecto de estatuto desarrollado por la Asamblea Constituyente, esto a simple vista parecería que por fin se materializara este órgano en la Universidad y en poco tiempo, pero hay que analizar que hay varios factores que desencadenan una falta de garantías plenas para su elección y que podría generar dificultades en su desarrollo.

La universidad retomó calendario académico para culminar el semestre inconcluso del 2019-3 el 10 de febrero, este periodo comprende 8 semanas que culminan el 4 de abril, fecha en la cual se cerrará el semestre académico. La propuesta del rector es realizar las elecciones de forma virtual el día 3 de abril, penúltimo día antes de cerrar semestre, esto trae varias dificultades en el proceso, ya que la campaña y las votaciones se desarrollarán en semanas de parciales finales y habilitaciones de todas las asignaturas, limitando la posibilidad de generar una difusión óptima de los candidatos y de sus propuestas, ya que estas son las fechas de menos espacios extracurriculares y de mayor ocupación académica.

Además, si las listas de los tarjetones se publican el 18 de marzo, los candidatos tendrían tan solo dos semanas y media para poder generar difusión de sus propuestas con el contexto académico ya explicado. Sin que esto fuera suficiente, por el poco tiempo que se estipula para campaña, en la resolución que fija el calendario electoral no se estipulan fechas amplias de socialización de propuestas tales como foros o debates (únicamente se estipula la emisora de la universidad).

Lo anterior desdibuja totalmente el paradigma por el cual la comunidad disputó la asamblea universitaria, ya que esta se enmarcó en una democracia participativa y directa, pero el rector la convocó sin espacios que permitan el dialogo, el debate y la crítica, y solo se observa una visión liberal de una democracia con un proceso electoral vacío y sin garantías para una participación efectiva, dada la temporalidad, contexto y limitaciones en el que se desarrollaría.

En la reglamentación no se tienen en cuenta algunas propuestas que se llevarían en cuanto a distribución de los asambleístas por facultades, ya que sin este elemento existen facultades que podrían quedar con una baja representatividad en la asamblea universitaria. Si las elecciones se realizan por escrutinio de mayorías sin distribución específica, las facultades con mayor número de estudiantes y que tienen menor abstencionismo, se quedarían con un mayor porcentaje de asambleístas, dejando a otras con baja participación.

El consejo de participación es el encargado de dirigir, controlar y vigilar el proceso de elección de la asamblea, consejo que no tiene participación de representante estudiantil, ya que el proceso no se ha surtido para su elección, por ello, incluso, esta convocatoria no tiene en cuenta ninguna propuesta desde los estudiantes. Además, aparte de no tener representación en el consejo de participación, no son claros los mecanismos de transparencia que se darán para el proceso, ya que en la resolución estos no son claros ni suficientes, y para este gran proceso que se llevará a cabo, es fundamental que se tengan mecanismos de transparencia y veeduría.

Las elecciones a las representaciones a los consejos se encuentran suspendidas, la administración las plantea hacer simultáneamente a las de la asamblea (27 de marzo), lo cual también genera mayores dificultades a la comunidad para tener conocimiento claro de ambos procesos y generará doble esfuerzo para la veeduría.

Otro aspecto que complementa la idea de una democracia participativa y consciente, aparte de la socialización de propuestas y de consensos asamblearios, es el ejercicio de socialización de lo que significa la asamblea Universitaria y de su papel en el desarrollo de la UD, esto para tener asambleístas conscientes y responsables, además de tener la mayor difusión al momento de inscripción, sobre todo para sectores poco organizados o informados de lo ganado por el movimiento universitario, tal es el caso de los egresados. Sin que haya una buena socialización en los egresados, que tienen una oficina de egresados poco fortalecida y con una nula política de egresados que vincule y organice a esta comunidad, se generará una poca participación de este estamento, o la cooptación de los espacios por las maquinarias que existen en este estamento.

La elección de la asamblea Universitaria que se convocó por parte de la rectoría no se iguala a ninguna otra, tiene relevante importancia para el movimiento universitario que luchó incansablemente para conseguirla, no solo se eligen asambleístas para 2 años (para el caso de estudiantes) y 3 (en el caso de profesores, egresados y trabajadores), sino se eligen a aquellos voceros que discutirán el estatuto general en un primer momento y los estatutos derivados, y otros planes estratégicos en la universidad posteriormente, por ello hay que analizar con minucia esta elección, porque podría ser instrumentalizada desde su proceso electoral.

La poca socialización, tiempos de campaña y contexto académico podrían terminar favoreciendo a los grupos de poder internos que poseen gran maquinaria electoral, grupos que han estado incluso en contra de la asamblea Universitaria y de la reforma, que han manoseado a la Universidad con la corrupción y el clientelismo, y que están en contra de los intereses de la comunidad universitaria. Grupos y personas que querrán que fracase este proyecto político.

Requerimos sí de una asamblea Universitaria pronto, pero es responsabilidad política que este proceso sea lo más transparente y tenga todas las garantías para su convocatoria, desarrollo y funcionamiento, esto por cada compañero y compañera que dedicó un gran esfuerzo para conseguir este logro. De cualquier forma y contra cualquier adversidad, como movimiento estudiantil estaremos dispuestos a defender lo ganado en las calles.

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