Gran despliegue tuvo el choque entre Vicky Dávila y Hassan Nassar
Encarnan ambos el ‘nuevo periodismo’ y no es raro que una entrevista del uno al otro, es decir que la aplicación entre ellos de los métodos que hoy aplican a terceros, llevara a un espectáculo de las características del que protagonizaron.
Lo que hizo presencia fue la agresividad, la prepotencia y la suficiencia de las estrellas de esta generación de nuevos comunicadores que buscan el éxito que les da el rating por la vía de despertar emociones -usualmente la ira o el odio, o a veces la compasión-, pero poco les interesa el servicio al público que representaría la información.
Hassan tocó el ego de Vicky y ¡quien dijo miedo! El esfuerzo y la andanada de nombres y epítetos (“patán”, “atrevido”, “cobarde”, “archibaldo” (¿), “tarzán”, “peludo”, etc.) convertidos en insultos no alcanzó para desahogarla; solo faltó que usara el ‘periodista’ como ofensa.
De hecho, el origen mismo de la ‘invitación’ al programa coincidió con la sugerencia por parte Hassan de que había algo de hipocresía en quienes habiéndose beneficiado de participar en vuelos en el avión presidencial atacaban al gobierno porque la primera dama había organizado uno para llevar invitados a una fiesta familiar en Armenia. Es decir que como sentir a Vicky que caía en alguna forma bajo esa calificación de hipócrita era inevitable tocar el tema.
Hassan alcanzó a mencionar los argumentos que tenían que ver con el tema principal -cómo se justificaba el uso dado al avión presidencial- pero por supuesto aprovechó la desviación hacia un campo donde no solo evitaba el debate sino ejercía también sus capacidades frente a las cámaras.
Dos puntos mencionó el vocero del gobierno: uno, que el régimen legal lo permitía y que en la práctica lo complicado de las alternativas obligaba a que los movimientos de la primera dama solo pudieran hacerse en esa forma.
Esto debería ser motivo de claridad puesto que, a pesar de la tendencia a plantear interpretaciones a las normas es obsesiva entre nosotros, el conocimiento de éstas debe ser el punto de partida para cualquier controversia.
Y el otro, que esa era una costumbre con antecedentes, lo cual no es propiamente correcto -o por lo menos no en los ejemplos que dio-: organizar un viaje fiesta (asumiendo que en eso fue que se convirtió la discusión) no es lo mismo que incluir en un viaje técnico preexistente una pariente de la familia presidencial, o que llevar a algún amigo invitado sin funciones en una comitiva oficial, o que incluir entre el equipo de periodistas que cubren oficialmente un viaje a un pariente de alguno, o que enviar a traer unos músicos pagando de su propio bolsillo la gasolina, so pretexto que no hubo costo para el Estado. Cada caso puede tener sus propias explicaciones, defensas y cuestionamientos, pero no se puede decir que es lo mismo.
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Lo constructivo hubiera sido orientar el problema a definir hasta dónde puede ir la discrecionalidad del primer mandatario en el usufructo del avión presidencial
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Por eso lo constructivo hubiera sido orientar el problema a establecer que lo que es necesario es definir hasta dónde puede ir la discrecionalidad del primer mandatario en el usufructo del avión presidencial. En ningún momento fue eso el interés para quienes lo importante es su propio protagonismo.
Vicky encontrará un desquite en la entrevista a Aida Merlano; tal vez no se da cuenta que cuando ella como periodista afirma que Maduro está utilizando a la fugitiva para desprestigiar al gobierno, a la clase política, y al país, es ella misma la que está sirviendo y multiplicando esa capacidad de hacer daño tanto de la una como del otro.
Por si acaso fuera necesaria la aclaración, este escrito no es una invitación a una polémica (o un ‘ataque’) alrededor de la persona de Vicky Dávila sino respecto al tipo de periodismo que ella representa.
Vicky y Hassan protagonizaron un lamentable espectáculo en vivo y en directo cuando el invitado al programa tocó el ego de la periodista