Sin duda alguno uno de los motivos por los cuales Andrés Rugeles, secretario de Transparencia, debió dejar Santa Marta un poco triste y por eso tal vez hizo lo posible para no hacerlo fue quizás el hecho de no gozarse, al parecer, por primera vez y en primera fila la tradicional Fiesta del Mar de esta ciudad.
Ya se había emocionado cuando se le vio echar una bailadita a su ritmo en el salón blanco, hoy amarillo por él, durante un evento preliminar y de presentación a la fiesta. Incluso, dijeron que hasta ya se había comprado una docena de camisas guayaberas blancas para gozársela con ese atuendo típico y de gala del Caribe colombiano.
Sin embargo, la decisión inesperada del Juez Primero Penal del Circuito encargado le aguó la fiesta y por poco llora cuando habló por última ocasión en esta tierra en donde, a pesar de que muchos no estaban de acuerdo con su presencia en ella, algunos que sí estaban alegres lo fueron a despedir hasta el aeropuerto Simón Bolívar.
"Me voy con la frente en alto y el deber cumplido", dijo en esa última entrevista a alguien en la terminal aérea samaria. "Pero esto no termina aquí y seguiremos investigando y pendiente a la ciudad", argumentó.
Las últimas palabras del hoy secretario de Transparencia y ayer alcalde encargado de Santa Marta fueron tomadas por los pocos seguidores que alcanzó a conseguir en la ciudad turística como un aliento de esperanza y un hasta luego, pues todavía ven la posibilidad de su pronto regreso.
Mientras tanto, el alcalde verdadero, Rafael Martínez, ayer hizo su primer consejo de gobierno con el gabinete completo, con más del 90 por ciento renovado y que el funcionario capitalino le dejó, para conocerlos y saber qué habían hecho al frente de cada secretaría.
Fue un consejo de gobierno único por dos novedades: primera vez que se hacía de forma pública y a través de un Facebook Live y porque por primera vez en los dos últimos gobiernos populares se hacía en el salón con las paredes pintadas de amarillo pollito.